Como es tradición, la Sala Alternativa de la Fundación Juan Carmona del diario EL IMPULSO vibró al ritmo de un género que no distingue fronteras. El Ciclo de Jazz organizado por Música Oculta se despidió este año con emotividad.
Ocho días y ocho conciertos comprendió la segunda edición del evento que abarcó las innovaciones y raíces de la expresión con más de un siglo de historia.
Dicen que el jazz es la manifestación humana más noble que puede encontrarse. Provee una conexión profunda con el alma y artistas con su inventiva tienen la posibilidad de configurar nuevos sonidos a lo largo del tiempo, presentación tras presentación.
Así se tornó el domingo el concierto clausura, con tantas sorpresas como muestras de alegría. Jazz Session Cuarteto demostró que en Lara también se siente a plenitud el género.
Otras figuras subieron al escenario para recordar que el jazz parte de la improvisación, que primero se siente en el corazón y luego nace en cada instrumento.
Omar Aguirre, conductor y productor del programa radial Música Oculta, tomó la palabra para agradecer el apoyo de voluntarios, amigos, melómanos y seguidores.
“El Ciclo de Jazz quisimos dedicarlo a la memoria del maestro Silvio Arocha y en homenaje a Fernando Fréitez”.
Fréitez, natural de Barquisimeto, en 1973 comenzó a ejecutar cuatro venezolano, guitarra acústica y eléctrica. Compositor autodidacta desde 1977. Estudió guitarra clásica con el maestro Rodrigo Riera. Se inició en el jazz con el maestro Virgilio Soteldo.
En 1990 lanzó su primer trabajo independiente, Surcos. En 1993 grabó en Bélgica el primer disco de Terracota. En 1995 sale de gira con ese grupo por Alemania, República Checa, Bélgica y Venezuela. Grabó dos álbumes más con Terracota y realiza otro tour internacional. En 2006 visitó Hungría. En 2007 participó en el Festival Internacional de Guitarra de Angostura. En 2010 grabó su segundo disco en solitario, Evocación. Y en 2012 tuvo otra gira por Europa.
Cuatro artistas, siete piezas
Luego de conocer la trayectoria del guitarrista condecorado, Jazz Session Cuarteto lideró un espectáculo de “atrevimientos”.
Los standars de jazz se sintieron a lo largo del concierto con toques contemporáneos y arreglos propios.
Como grandes amigos de Fréitez, interpretaron con pasión cada obra de su repertorio.
Jaime Bosch en el saxofón, Tony Linárez en el bajo, Manuel Reyes en la guitarra y Juan Carlos Tortosa en la percusión integran el proyecto local, tan versátil que funciona como trío, cuarteto o quinteto.
Abrieron con Green dolphin street. Dieron cabida a improvisaciones sincronizadas y solos cautivadores. Continuaron con Dolphin Dance, Sing a song to a song, Foot print, Nightmare, Sandu y Donna Lee.
Excelentes piezas cobraron vida a manos de estos ejemplares músicos. Aunque son temas de antigua data, el cuarteto supo reflejar el espíritu de esta época, sin perder la esencia.
El público y Fréitez se conectaron con el mensaje instrumental.
Siete composiciones integraron el variado repertorio del grupo que todos los jueves se presenta en el Lobby Bar de Biotel Suites, como parte de otro programa permanente de Música Oculta.
Alegre se tornó su participación, retribuida por el público entre ovaciones.
Reconocimiento a Fréitez
Aguirre volvió a la tarima, acompañado de su equipo de trabajo, para entregar un reconocimiento a Fréitez.
“El Ciclo de Jazz Música Oculta rinde homenaje al prestigioso músico barquisimetano. Destacamos su trayectoria como docente formador de nuevas generaciones. Arreglista y jazzista nato. Regalándonos en su arte innumerables encuentros musicales”, precisó.
El virtuoso admitió con alegría estar complacido. Sostuvo que a lo largo de su carrera ha alimentado su trabajo con los buenos consejos de sus maestros y ha tenido la oportunidad de estar en escena con otros grandes del género como Gustavo Carucí, Silvio Arocha, Juan Carlos Tortosa, Jaime Bosch, Santiago Bosch y más. Agradeció a su familia por el apoyo brindado.
Improvisación magistral
Tras el hermoso episodio de gratitud, Fréitez tomó su guitarra. Llamó al escenario al bajista Gustavo Carucí y al baterista Mario Rodríguez. Nació espontáneamente un trío que se dejó llevar por las cuerdas y la percusión.
No requirieron de partituras para sorprender. Apelaron a la improvisación magistral. Guiados por su experiencia descargaron grandeza.
Después, Blanca Pulido se integró al grupo y con su voz entonó la canción Georgia. De esta manera finalizó el octavo y último concierto de la jornada marcada por buenos momentos.