Cuidar los espacios públicos es tarea de todos los ciudadanos, sin embargo, en el casco histórico de Barquisimeto se observa una conducta inapropiada reflejada en paredes rayadas, basura en el piso, entre otros tantos lugares arruinados por manos inescrupulosas.
Basta dar un recorrido en los alrededores del Edificio Nacional, en el pleno centro de la ciudad, para fijarse en la mala apariencia de las casas coloniales de esa zona. Mensajes ofensivos, vulgares y también de corrientes ideológicas, manchan la propiedad privada y, sobre todo, espacios considerados como patrimonio cultural.
Si bien desde organizaciones no gubernamentales, se inculca a la ciudadanía el amor por nuestras raíces, espacios y cultura, es necesario que esa formación sea reforzada por los organismos del Municipio y gobierno regional, estrechamente vinculados con el comportamiento de los citadinos.
De lo contrario, seguirá la ola de violencia en contra de los sitios de esparcimiento, incluso, terminarán sepultando una parte de nuestra historia. “Si no valoramos nuestro patrimonio, difícilmente vamos a poder mostrarle a nuestros hijos y nietos una parte de la historia; llevarlos a conocer el casco histórico y tener la tranquilidad de que se encontrarán con una belleza ciudadana es la sensación que todos soñamos”, comentó Ricardo Valecillos, cronista de la parroquia Catedral.
Sin oportunidades
Otra de las situaciones que afecta a los ciudadanos, es el abandono de las principales plazas de Barquisimeto. Un caso preocupante, es la plaza San José que a pesar de estar muy cerca de las principales oficinas de la administración pública, tiene rastros de vandalismo por doquier. Los indigentes no abandonan la plazoleta y, en este sentido, es necesario que algún organismo se ocupe de rehabilitarlos y brindarles un techo seguro.
La suciedad está en el piso, bancos para sentarse y también en los alrededores de la parroquia católica ubicada en ese lugar. Los feligreses que acuden a diario, se quejan de los abusos que cometen algunos hombres dedicados al comercio: “Se orinan las paredes de la iglesia”, dijo Carmen Delgado, feligrés.
A poca distancia, en la plaza Juan de Villegas o La Mora como es conocida popularmente, el parque infantil necesita mantenimiento. Los niños que habitan en el ámbito, dejaron de ver la diversión debido al óxido que presentan los columpios. Padres y representantes, expresan que la Alcaldía de Iribarren debería rescatar el espacio a fin de ofrecerle un sano entretenimiento a los pequeños.
La cancha deportiva ubicada en la plazoleta también carece de mantenimiento. La cerca perimetral está totalmente desmantelada y, es casi un peligro hacer deportes en ese lugar. Los vecinos llaman a los funcionarios policiales pero tampoco acuden para resguardar el sitio.
Lo que causa mayor curiosidad entre los residentes, es que constantemente los organismos públicos, en especial los del Municipio, utilizan la plaza para realizar operativos de atención social, ignorando por completo el abandono de las instalaciones.
El parque Ayacucho
En el oeste, el Parque Ayacucho, tiene las áreas verdes un tanto descuidadas. Las bolsas de basura se acumulan en la fuente que dejó de funcionar hace largos años. Ni siquiera el popular Arlequín volvió a presentarse en ese lugar que era muy visitado por las familias en domingo.
El acceso principal se arruinó desde que un carro chocó contra el portón. Hace falta una pronta reparación, de lo contrario, empeorará la apariencia del centro de esparcimiento emblemático, incluso, en Latinoamérica.
Además de las instalaciones, es conveniente reforzar la seguridad en horas de la tarde. La inseguridad se apodera del parque y afecta a los estudiantes de la zona, así como a los vecinos.
“Nos quedamos hasta temprano, porque después de las cinco de la tarde vienen los delincuentes a atracar a cuantos se sientan a descansar aquí. Ojalá manden seguridad para estar tranquilos”, expuso el señor Alberto Montes.
Organización en la paradas
Asimismo, vale la pena organizar las paradas de transporte en el centro de Barquisimeto. Las unidades (busetas y “rapiditos”) colapsan las vías con infracciones que nadie sanciona. En la calle 22 con calle 25, es casi imposible transitar. Los conductores del transporte público se pelean por conseguir la mayor cantidad de pasajeros y se adueñan por completo de la vía, incluso, de las aceras.
Lo mismo sucede en la avenida Vargas con carrera 18, pasadas las 6.00 de la tarde. Las líneas de “rapiditos” que se trasladan al municipio Palavecino y la población de Río Claro, mantienen retrasado el tránsito automotor en el intento de recoger los usuarios. En este sentido, conviene que funcionarios del Cuerpo de Tránsito Terrestre presten su colaboración, al menos, en horas “pico”.
Por último, resulta una verdadera amenaza la constante presencia de “charleros” en las unidades del transporte público. Aunque no son todos los trabajadores, una buena parte de estas personas que suben a promocionar golosinas en los taxis, primero utilizan un lenguaje intimidador contra los pasajeros. “Deberían organizarlos mejor y que sólo suban a las unidades los que estén uniformados o identificados”, comentó el transportista Rubén Flores.
Aunado a esta situación están las calles deterioradas del centro. En la calle 22, entre carreras 18 y 19, hay huecos por doquier, y los ciudadanos ya no saben de qué manera evitar la vialidad en mal estado.
Desde hace varios meses, el tramo presenta terribles grietas y cráteres que las lluvias de los últimos días, sin duda, han empeorado.
En este sentido, es necesario contar con la atención de la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica) para que apliquen el plan Asfalto Parejo y finalmente mejorar la apariencia del pavimento que recibe a miles de conductores a diario.
Parques infantiles
Por otro lado están los parques infantiles de la ciudad. Un caso cercano es el Parque del Este, en el cual la maleza sobrepasa buena parte de las caminerías. Los niños sienten temor de jugar en la grama debido a la presencia de alimañas en las partes más retiradas.
También las personas que acuden para realizar ejercicios se quejan del abandono en algunos tramos, especialmente, los que colindan con la 14 Brigada de Infantería.
Cerca de tres meses, dijo la usuaria Carla Pérez, tienen que no podan a totalidad las áreas verdes. Lo mismon ocurre en el Parque del Oeste, en la avenida Los Horcones, donde las familias ya poco visitan las instalaciones.
No tienen posibilidades de distraerse con tranquilidad y eso obedece a la inseguridad que reina en la zona. Aquellos que se atrevían a realizar ejercicios en las mañanas, constantemente eran atracados por jovencitos procedentes de comunidades cercanas.
En este sentido, los usuarios extienden un llamado de atención a las autoridades de Inparques y a los organismos de seguridad a fin de que velen por la integridad de las personas que se distraen en el parque.
Promover la cultura
El cronista de la parroquia Catedral, Ricardo Valecillos habló de la necesidad de promover la cultura desde muy chicos.
Visitar el museo, por ejemplo, es un hábito que deben llevar a cabo las familias de cualquier clase social a objeto de ir educando a los pequeños de la casa en el amor por el arte venezolano y otras raíces propias de la ciudad y país.
Además puede complementarse con hábitos de lectura que permitan a los niños conocer el pasado y tener una mejor base para el futuro.