Estados Unidos, Turquía y Catar lograron el miércoles que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobara una resolución que exige investigar la lucha en la ciudad siria de Qasair, cerca del Líbano, y condena la presencia de soldados extranjeros en apoyo del presidente Bashar Assad.
La resolución aprobada por 36-1 dispone una investigación urgente de supuestos abusos atribuidos a las fuerzas del gobierno y los combatientes de Jezbolá en dicha ciudad, junto con mayor acceso de ayuda y protección a los civiles. El único voto en contra fue de Venezuela. Ocho de las 47 naciones en el consejo se abstuvieron y dos estuvieron ausentes.
La alta comisionada de la ONU para derechos humanos, Navi Pillay, afirmó que la guerra civil en Siria «se está descontrolando» y representa un fracaso por la falta de protección a los ciudadanos contra los crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad que se están haciendo rutinarios.
«La situación en Siria refleja un fracaso colosal en la protección de los civiles. Día a día, niños, mujeres y hombres sufren la brutalidad de la violencia irrestricta y flagrantes violaciones a los derechos humanos por todas las partes» en conflicto, dijo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. «El mensaje de todos nosotros debería ser el mismo: no apoyaremos este conflicto con armas, municiones, política o religión».
En una sesión de emergencia del consejo, con sede en Ginebra, los tres países buscaron una resolución aludiendo al grupo miliciano chií libanés Jezbolá que reclamara la protección a la población civil y el acceso a la ayuda humanitaria.
Pillay dijo que el ingreso reciente de combatientes extranjeros a Siria, a donde llegan cruzando la frontera para apoyar al gobierno o la oposición, ha añadido un nuevo elemento peligroso que está desestabilizando la región.
«El mundo está mirando y ellos deben ser responsabilizados», dijo la embajadora estadounidense Eileen Chamberlain Donahoe sobre el régimen de Assad y sus aliados. «Condenamos el papel directo de Jezbolá en las hostilidades, un papel que inflama las tensiones regionales, intensifica la violencia dentro de Siria e incita la inestabilidad en el Líbano. El régimen tiene la oportunidad de calmar estas tensiones ahora poniendo fin a su ofensiva».
Foto: Archivo