La ciudad como tema Pobreza vs. calidad académica

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Ser profesor universitario en un país desarrollado supone un prestigio adicional para cualquier profesional. Allá ellos pueden realizar la docencia y la investigación contando con los recursos que necesitan, y recibir salarios que les permite vivir con dignidad. Además, disponen de tiempo y ambientes idóneos para enseñar e investigar, junto con la posibilidad de participar en programas de investigación y de dictar conferencias, realizan talleres y seminarios y participar en programas de intercambio académico. En general la vida académica es enriquecedora sin dejar de ser altamente exigente en horas dedicadas al trabajo intelectual y sin agobiar al profesor con limitaciones económicas. Por esto el ingreso a la condición de docente universitario es una meta muy deseada.
Una característica de esas universidades es su relación con el mundo exterior. Es común que equipos de trabajo de profesores y estudiantes de distintos niveles estudien y hagan propuestas para los problemas que les plantean la sociedad, el gobierno y las empresas investigando en alianza con ellas. Y esto eleva la calidad del egresado, de su trabajo, de la universidad y aumenta sus ingresos.
Abundan las becas. Hay universidades en las que prácticamente todos los estudiantes son becados porque todos tienen calificaciones muy altas. Cuando el estudiante lo merece obtiene una beca completa y sin otra condición que mantener su nivel de notas. Tambien hay becas-crédito que el estudiante devuelve una vez graduado y tambien hay becas complementarias, por ejemplo, para hacer un viaje de estudio o adelantar un trabajo de investigación.
Las universidades son instituciones extremadamente costosas y para mantenerlas operativas cuentan con los ingresos provenientes del pago de los estudiantes, las asignaciones del gobierno estadal y regional, las donaciones de fundaciones y de empresas privadas, en la forma de equipos y dinero. Tambien tienen ingresos vendiendo proyectos y asesorías, patentes y de alquiler de espacios.
Este modelo de educación superior es un modelo muy exitoso, hasta el punto que muchísimas de las cosas de nuestra cotidianidad nacieron en las universidades.
Este modelo tiene una característica esencial: No es políticamente excluyente, los gobiernos no ponen exigencias a la orientación de los docentes, de los estudiantes, sólo esperan que se mantenga la calidad. Son muchos los profesores de filiación marxista que trabajan imperturbados en esas universidades.
Compárese la situación con las universidades nacionales: están sometidas a una persecución ideológica que se expresa en la negación de los recursos para poder trabajar, en la actuación de patotas rojas que disparan contra autoridades y estudiantes, sabotean elecciones, destruyen equipos y provocan suspensiones de actividades, todo esto acompañado con la amenaza del gobierno de intervenirlas, y, como ya es costumbre, tratando a las autoridades universitarias como delincuentes, un caso evidente donde cada uno trata a los otros de acuerdo con su propia condición.
Las universidades autónomas nacionales han dicho basta y están a punto de entrar en una huelga indefinida. Reclaman aumentos de salarios congelados desde hace ya diez años y dotación suficiente para cubrir con todas las actividades propias de una universidad. En nuestras universidades un trabajo se puede parar porque se acabó la tinta o el papel, o se suspendió el sistema Wifi o el servicio de comedor por falta de pago. Ya es común que los estudiantes hagan huelga para reclamar que los baños tienen meses sin agua. La universidad no puede comprar libros, pagar suscripciones, dotarse de equipos y materiales, desarrollar investigaciones, invitar profesores extranjeros, becar a los propios para que hagan cursos de alto nivel, etc. Hoy las becas estudiantiles apenas alcanzan a 400 Bs. mensuales.
Recordemos que cuando un profesor tiene que buscar otras fuentes de ingresos sus responsabilidades docentes son afectadas. El salario del profesor es tan pobre que los egresados más brillantes rechazan hacer carrera académica pues perciben que no vale la pena. Así la universidad pierde lo más valioso: su generación de relevo.
Se nos acusa de crear una crisis en el sector universitario siguiendo una agenda oculta de la oposición. Pero la crisis comenzó hace ya 14 años y el gobierno ha tenido muchas oportunidades para resolverla ignorando todas las oportunidades. Esto tiene una sola explicación: no entienden la importancia del saber y de la inteligencia en la resolución de los muchos problemas del país. Si no fuera así, el país no tendría tantos problemas.