Picada en pedazos, con cortes de bisteck, metida en unas bolsas, sobre tres tobos y dentro de la nevera, se encontraban los restos humanos de Yennifer Secundina Bonilla Bonilla, de 29 años, quien fue asesinada por su concubino, William Colmenárez.
Se calcula que el abominable hecho se cometió el viernes 10 de mayo, dentro de la casa en la que convivían con su pequeño hijo de año y medio de nacido, quien presuntamente presenció la muerte de su madre, pues al momento del hallazgo, el niño señalaba la nevera y expresaba: “Mamá”.
Desde hacía más de 15 días, la familia de Bonilla no tenía razón de la víctima, la llamaban, le enviaban mensajes, pero no se sabía nada. “Yennifer nunca faltaba el Día de las Madres a la casa, en Quebrada Grande. Este año fue la excepción, lo cual nos parecía muy extraño y aumentó la preocupación”, dijo su prima hermana Yenny Rodríguez, quien además comentó que la llamó el martes y no le contestó, luego Bonilla, le escribió un mensaje diciéndole que iba en una moto y no podía hablar, después un compadre y amigo de la hoy occisa, recibió otro mensaje de texto donde le manifestó: “Mo me molestes más porque estoy feliz”.
Las sospechas aumentaban, pues la semana pasada la estuvieron llamando, pero quien contestaba era “El Monstruo de Don Flores”, y decía que estaban bien. “Casualmente acaba de salir para el trabajo en Sanare”, les aseveraba. Los mensajes de texto desde su celular eran diferentes, incluso, con errores ortográficos, en algunos aseguró: “Estoy feliz, de luna de miel con mi pareja”, con quien vivía pero no estaban unidos sentimentalmente, porque desde poco más de un año, se habían separado.
Este miércoles los Bonilla Bonilla se cansaron de no tener información y un grupo de ocho personas se fueron hasta Quíbor, en el sector Don Flores, donde residía la pareja desde hace tres años. A las 3:00 de la tarde llegaron. A las 4:00 arribó William Colmenárez, quien afirmó que su mujer no se encontraba porque andaba trabajando. “Él intentó abrir la puerta y partió la llave a propósito, se fue en un mototaxi, supuestamente a buscar un cerrajero pero nunca más regresó y apagó el celular. Al rato, un primo de él regresó con el bebé quien estaba en el cuidado, pero mi tía, Públita Rosa Bonilla, le quitó al nieto de inmediato y lo dejó con ella”, narró una de las primas.
Llamaron a la Policía y a la Guardia Nacional quienes fueron hasta el lugar, pero como no tenía orden de allanamiento no podía abrir la puerta a la fuerza. A eso de las 11:00 de la noche, decidieron entrar, así que abrieron un hueco en el techo y se introdujeron el papá, José Ramón Bonilla, y otras dos personas. Revisaron toda la casa y no encontraron nada, hasta que se les ocurrió abrir la nevera y se dieron cuenta de lo sucedido. Momento después el padre salió por el techo y gritó que Yennifer Secundina Bonilla Bonilla estaba ahí picada en pedazos. Seguidamente lograron abrir la puerta y fue cuando entraron los demás, incluyendo al niño quien de inmediato, señaló y tocó la nevera expresando: “Mamá”, por lo cual se presume que el dantesco crimen lo cometió delante del hijo.
La cabeza y los miembros inferiores no se han encontrado. Algunas personas sospechan que las partes que no han sido halladas, las enterró en un pequeño patio en la parte trasera de la vivienda. Los órganos de la occisa, fueron colocados en unas latas de leche en polvo.
Al ratificar que lamentablemente era la mujer, dieron parte al Cicpc quienes llegaron al lugar de los hechos para iniciar las investigaciones, y según fuentes extraoficiales, al realizar la prueba de luminol en el baño, se observaron rastros de sangre, por lo cual no se descarta la posibilidad que haya sido allí donde “El Monstruo de Don Flores”, cometió su fatídico y aberrante crimen.
De la casa se llevaron tres cuchillos, un machete con cacha blanca y una segueta, objetos con los cuales se cree picó los restos de la dama, quien el próximo 10 de junio cumpliría 30 años.
El aberrado y sus juguetes
“Él estaba obsesionado con Yennifer”, aseguró su prima Yenny Rodríguez. Libros de magia negra y películas de terror, eran los pasatiempos favoritos de William Colmenárez, incluso, alguno de los textos, fueron tomados como evidencia.
Allegados a la pareja, especularon que el hombre también consumía droga “y hasta hacía pactos con el diablo, porque siempre se escuchaban cosas raras dentro de esa casa. Todos los fines de semana hacían fiestas y tomaban mucho alcohol. Él le pegaba pero ella no se dejaba; le respondía igual”, dejaban decir los curiosos que se encontraban en las afueras de donde se cometió el asesinato.
“El Monstruo de Don Flores”, como fue bautizado Colmenárez, nunca dio indicios para que quienes lo conocen, hubiesen imaginado ser capaz de cometer algo así. Moreno, como 1,68 centímetros de estatura, y con el brazo derecho discapacitado. Es técnico de maquinaria industrial, trabajaba como electricista en El Tunal de Quíbor y en ocasiones, reparaba televisores que le llevaban a su casa. Durante su concubinato con Bonilla, no les presentó a su familiares, pero se supo que son oriundos de la población.
Por su parte, Yennifer Secundina, oriunda de un caserío ubicado a unas dos horas y media de Quíbor, fue descrita como una mujer luchadora, alegre, divertida, buena y hasta colaboradora. “Ella ayudaba a toda la familia económicamente y fue quien le consiguió el trabajo a William”, recordó su prima, con quien se crió desde niña.
La mayor de siete hermanos, era madre de cinco hijos de 14, 12, 5, 4 y 1 año y medio. El primogénito lo tuvo a los 15 años con su primera pareja, Arias Aranguren, con quien procreó otro pequeño y quienes viven con él; después vivió por un tiempo con Jesús Enrique Silva con quien tuvo dos hijos más, quienes cría la mamá de la ahora occisa y por último, quien le quitó la vida.
Exigen justicia
Impresionados, indignados, sorprendidos y con ansias de justicia se encuentran los habitantes de Quíbor y en especial los del sector Don Flores. Unos vecinos, quienes si bien no tenían relación de amistad, piden justicia por este asesinato tan horrible que deja a la comunidad en shock.
“Repudiamos este abominable hecho y le pedimos a los organismos de seguridad, cumplan con las leyes y hagan pagar a ese hombre”.
Pidió perdón a la familia
La mañana del jueves, una hermana de “El Monstruo de Don Flores”, se acercó hasta la casa de los familiares de la víctima, en el barrio Bolívar de Quíbor, y les dijo que él había llamado pidiendo perdón por lo que había hecho, y ellos quedaron en shock, con sed de justicia y rechazo hacia él. Después, se corrió el rumor que le escribió un mensaje a un compañero de trabajo y le dijo: “Gracias por ser mi amigo”. Por estos indicios, muchas personas imaginan que se suicidará, sin embargo, se desconoce su paradero.