Es un hombre cargado de anécdotas. En su maleta, sin importar el tamaño, lleva siempre la constancia y la perseverancia, son algo más que dos características, son la seña descriptiva de quien aprendió haciendo y creando sin descansar, descubriendo las posibilidades que le dio la vida y las que le ocultó también.
Su nombre José Gerardo Mendoza, su hazaña ser un hombre íntegro, quien se entregó al trabajo como un mandamiento de vida que lo acompaña hasta hoy.
Él estuvo como invitado en nuestro ya tradicional Desayuno-Foro. Lo acompañaron el arquitecto Juan Manuel Carmona Palenzona, director del diario EL IMPULSO. También José Ángel Ocanto, jefe de Redacción; Violeta Villar Liste, jefa de Información, y Jesús García, redactor web de este periódico centenario.
Allí entre el humo del café, una ensalada de frutas o los crujientes croissants, las historias se dieron una cita, sin presiones ni titubeos, con la espontaneidad que da sentirse en el hogar, “es que el diario EL IMPULSO es historia, yo aprendí a leer con este periódico”, afirma José Gerardo Mendoza, quien después de ser un fiel lector, se convirtió en uno de los articulistas del diario.
Este hombre de las letras, del comercio inteligente, del campo y al mismo tiempo de la urbe, nació en Volcancito en el municipio Jiménez. “¿Yo?, la verdad es que yo era el más salido de la escuela”, dice con honestidad mientras muestra una sonrisa e intenta relatar los inicios de su vida.
“Yo duré hasta los 11 años en el campo, por eso digo que soy campesino, sin ningún complejo de inferioridad. Mis padres eran agricultores y esos fueron mis primeros pasos. Volcancito queda a 20 kilómetros de Quíbor. En una oportunidad, siendo niño vi que el volcán hizo erupción”, manifestó José Gerardo Mendoza.
– Gracias a Dios había comida para todos, pero con mucho trabajo en una familia muy humilde. Yo no jugué de pequeño, me dieron una escardilla a los 7 años. Nosotros somos 9 hermanos, 8 varones y 1 hembra. Siempre he pensado que la carencia es muy estimulante. Sigo con proyectos, como si fuese un niño, destacó el larense.
Desempolva los recuerdos y explica que a los 11 años se vino a Barquisimeto, en búsqueda de educación y de mejoras, pero con unas cotizas elaboradas a mano por su padre, que le sirvieron para hacer un recorrido que lo llenó de historias y vivencias.
Antes se quedó en Quíbor con su abuela, “y ahí también tuve que laborar. La verdad es que tampoco me siento mal de todas esas vivencias. El que trabaja mucho no tiene tiempo de ponerse viejo”.
Su vida estuvo llena de altos y bajos. Desde pequeño sintió amor por el trabajo. A los 11 años compró un abasto que se llamaba Nuevo Sol, 343 bolívares tuvo que invertir. Pero esta especie de bodega años más tarde la vendería, para poder trabajar con su padre, lo cual lo dejaría con las manos vacías.
Empezó de nuevo, no le daba miedo hacerlo. Viajó a Caracas sin planes, el cáncer de su padre lo hizo retornar a Barquisimeto. Luego estuvo en Oriente donde conoció el amor y una vez más comenzó a labrar su camino.
Articulista por convicción…
La conversación estuvo salpicada de anécdotas, una de ellas es que José Gerardo Mendoza es articulista de este medio de comunicación social impreso.
– Hubo una metamorfosis en su escritura. Sus artículos eran en tono positivo, pero la situación del país lo fue llevando por otro camino. Coméntenos ese proceso.
– Ha sido muy difícil, pero trato de no tocar el tema político. Se puede acabar un hombre, un país, pero las ideas no pasan. Escribir en positivo no es tan fácil, lo que sí es sencillo es hablar mal, buscar dentro de esas turbulencias, dijo José Gerardo Mendoza.
“Todo al que le gusta la lectura a la final se queda escribiendo. Cuando comencé como articulista, estaba emocionado de que saliera en EL IMPULSO, llamaba a mis amigos, para que me leyeran y me dieran sus sugerencias”.
– Una vez, en una reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), se dijo que los periódicos desaparecerán. Me sumo a lo que dijo Saramago, uno puede llorar sobre un libro, una carta, un periódico, pero no sobre una máquina, destacó Mendoza.
“Por la misma inspiración de la vida de estos hombres y mujeres insignes es que pude escribir el libro. Es un homenaje y es que siempre es bueno recordarlos. Por ahora tengo dos novelas que estoy escribiendo, pero para el próximo año las publicó”, acotó.
– Recuerdo que cuando bauticé a mi primer hijo, lo hice con cuatro más. Cuando hice la presentación del libro, me hubiese encantado mostrar cinco más también, pero este es un proceso y los estoy escribiendo con mucho cariño, que cuando las personas lo lean les deje algo, dijo Mendoza.
Fotos: Guillermo Castro