Lectura
En esta misma columna, el 30 de abril tratamos la diferencia entre lengua y lenguaje y asomamos la visión de la existencia de, además de la lengua, de otras partes del lenguaje. La música debe haber seguido inmediatamente después de la lengua; dado que con la palabra se desbordan los sentimientos y los seres nos alegramos con la música. Complementariamente la música se creó de seguida de la lengua. La música, pues, es otra de esas partes del lenguaje. Aunque la música parte del mismo elemento fundacional de la lengua me refiero al sonido. El sonido es el fundamento también de la música, pero con la diferencia de la sustentación fundamental de los armónicos de los diferentes sonidos. El sonido en la música no debe confundirse con el sonido de la lengua ni con los elementos fundamentales de otras partes también del idioma. La música se ejercita, igualmente, en el lenguaje. El sistema musical pautado como la lengua es un sistema convencional, invención y creación del hombre; pero el sonido, como en la lengua, es externo; no es propiedad de nadie aunque se lo ejercite en ambos sistemas. Como se aprecia, la música es un sistema convencional codificado. Las formas tanto articuladas por la voz como la escrita de la lengua, son diferentes a las formas cantadas como llevadas a la escritura en el pentagrama. El silencio es un elemento importante en ambos sistemas, pero en la música el silencio equilibradamente mantiene el mismo valor de los sonidos de las notas.
El elemento fundamental de la música como en la lengua, repetimos, es el sonido. Del sonido como fundamento nacen la lengua y la música. No es extraño que con las primeras voces de la lengua se produjeran las articulaciones y en la música el artificio de la articulación se cumple en la relación de los sonidos entre sí, y el valor y su altura en el pentagrama. Las voces naturales como el grito y el llanto carecen propiamente de articulación. La articulación como el paso de una nota a otra estructura el discurso musical de los elementos básicos.
El individuo, hombre o mujer, siempre tocado por la pasión, atributo suyo, anhela manifestar sus más inefables deseos. El amor, en este sentido, tiene destacada participación en la actuación de los seres pensantes. La suprema exaltación de los sentimientos se complace al exteriorizar en sonidos esos eufóricos estados. La música como otra parte del lenguaje, al igual que la lengua, es un medio del lenguaje que satisface al espíritu y a su sensibilidad. La música conmueve porque la llevamos en el sentimiento como parte del espíritu. La música en la multiformidad del lenguaje es otra forma suya; totalmente diferente a la forma de la lengua en él.