“Cuando son las circunstancias las que le obligan, estamos ante un emprendedor carambola”. Juan José Nieto
Toda emprendedor tiene que descubrir su misión, su motivación, su ilusión.
Realmente una idea es el objeto de un negocio, pero nunca un motivo válido. Pensar que la idea o la oportunidad detectada es el motivo que induce a emprender es un autoengaño flagrante y demasiado habitual. La idea es el vehículo de la actividad emprendedora, pero nunca una motivación sólida y verdadera. Lo importante es la motivación, es decir, si se está suficientemente ilusionado con el hecho de emprender. Entonces será un factor de fracaso, emprender con un motivo, pero sin una motivación, sin una ilusión.
Yo estoy convencido que en nuestra vida existe una misteriosa coherencia, un hilo conductor, que alguien llama vocación o también destino. Que debemos saber reconocer, que debemos tener el coraje de no traicionar, si queremos nosotros seguir haciendo cualquier cosa que vaga la pena.
Cuando se nos aleja mucho, nace en nosotros un sentimiento de inquietud. Mientras, cuando lo reencontramos, nos sentimos que estamos en el camino justo y renovamos las energías y la gloria de vivir que habíamos perdido.
Todos, para vivir, debemos tener una motivación, una ilusión. No importa si la misma sea humilde o elevada, sea heroica o cotidiana. Tenerla significa decir que estamos inmersos en el río de la vida, sentirse parte de ella, con un sentido, con una meta.
Significa decir, que sentimos tener una tarea útil en el mundo. Seguir la propia motivación, es como recorrer la vía que nos lleva a nuestra casa. Pero podemos perderla.
Para reencontrarla debemos escuchar las señales. A veces el encuentro con alguna persona, a veces un amor, a veces un nuevo trabajo, a veces entre amigos, a veces un presentimiento.
Todos aquellos que han realizado cualquier cosa de importante, han estado fieles a su tarea con firmeza, resistiendo a los sufrimientos a las incomprensiones. Bolívar murió fuera de su tierra, Miranda olvidado, Galileo preso, Maquiavelo luchando contra la soledad, Steve Jobs contra la muerte.
Por eso, a medida que veo a mí alrededor, mas me dio cuenta, que siempre, en cada persona hay algo de noble, de heroico y de admirable.
En la madre que trabaja y lleva adelanta su casa y sus hijos, en el hombre que hace bien su trabajo por poco dinero, en el emprendedor que piensa en una idea simple y la realiza cueste lo que cueste, en el que no tiene miedo, en el que es diferente y rompe los esquemas, en el que razona como grande aunque sea pequeño, en el que convierte un problema en una oportunidad, en el que entiende cuando los tiempos están maduros, en el que observa con atención aquello que lo rodea, en el que hace las cosas a su modo, en el que le da valor a su idea buscando a alguien que crea en el, en el que comparte el futuro con su familia, en el que no siente que es una tragedia cambiar de idea.
Pero sobre todo, en adaptarse a los continuos cambios del mundo que modifica nuestro ambiente social, con nuevas costumbres, nuevos valores, nuevas leyes. Y muchas veces no nos sirve más la experiencia que hemos acumulado, no podremos contar con los amigos del pasado.
Por eso debemos siempre reencontrar el hilo escondido de nuestra vocación, de nuestra misión, de nuestra motivación, de nuestra ilusión, de nuestra dignidad, recomenzando desde el principio como si fuera el primer día.
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