#OPINIÓN Red de Instituciones Larenses: ¿Hasta cuándo y hasta dónde? #9Abr

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El gran científico Radamés Urtiaga, estimaba sobre el avance de la desertificación en América del Sur que…

Grandes cortes de maderas para las minas y combustible acompañaron el establecimiento de los españoles en el occidente de América del Sur en los siglos XVI y XVII. Conjuntamente con esto un sobrepastoreo localizado de animales y el cultivo de las pendientes cercanas, con la inevitable aceleración de la erosión. Sin embargo, no fue hasta los siglos XIX y XX, que la degradación de la tierra en las laderas de la Sierra de los Andes y la costa se extendieron. Los aumentos en la población y el sistema de tenencia de la tierra en vigor en la mayoría de los países de América del Sur se han combinado para poner una presión adicional en la región en años recientes.

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La desertificación se ha mantenido en un nivel moderado en el semiárido nordeste del Brasil por el carácter errático de la precipitación pluvial. La destrucción probablemente hubiera sido peor si la lluvia fuera más confiable y si las sequías severas no ocurrieran tan frecuentemente. La vegetación original catinga es xerofítica y está adaptada a los largos periodos de sequía que ocurren cada año.

La costa del Perú está cruzada por numerosos ríos de corta extensión que fluyen de los Andes al Océano Pacífico. Muchos de los valles bajo riego están afectados por algún grado de salinización y encharcamiento.

Más hacia el sur, en las semiáridas montañas costeras de Chile, la degradación debido al sobrepastoreo y el cultivo en las laderas ha sido severa alrededor de los centros de población. El corte de madera indiscriminado también ha sido un factor negativo importante en el desarrollo de la región.

En Argentina, la cual tiene más tierra árida que cualquier otro país de América del Sur, el sobrepastoreo ha conducido a la degradación de la vegetación de las tierras de las altas llanuras en el norte al frío desierto de Patagonia en el sur. La erosión por el viento azota ambos, la tierra de cultivo y de pastoreo, especialmente en la mitad sureña de

El sobrepastoreo de las tierras ha sido el aspecto más destructivo de la desertificación en las regiones áridas de América del Sur. Ha habido una eliminación progresiva de especies apetitosas para el ganado, ovejas, y chivos, durante muchas décadas. Conjuntamente, el corte de madera ha eliminado árboles para madera, combustible, y carbón. En el Gran Chaco de Argentina es difícil encontrar formaciones del valioso árbol ebracho que antes crecía dondequiera.

La erosión por el agua ha seguido al sobrepastoreo a través del continente, y la erosión por el viento se ha vuelto un problema agudo en partes de Argentina. El daño más grave por el viento ha ocurrido en las áreas secas del centro del país, donde el cultivo ha llevado a formación de dunas móviles. En 1963 se estimó que 16 millones de hectáreas de tierra estaban afectadas en grado variable por la erosión del viento, y la situación ha empeorado desde entonces. La fertilidad del suelo ha disminuido y la escorrentía del agua ha aumentado.

La salinidad y el encharcamiento afecta aproximadamente el 20 por ciento de las tierras bajo riego en los valles costeros del Perú y grandes regiones del semiárido Gran Chaco, en alrededor de la provincia de Santiago del Estero. El mismo problema, en menor grado, parece en las regiones irrigadas en el árido occidente de Argentina y en el noroeste de Brasil

Aunque sólo aproximadamente el 22 por ciento de las regiones áridas de América del Sur están severamente o muy severamente afectadas por la desertificación, el problema es crítico debido a que las mejores tierras han sido degradadas y la degradación continúa Virtualmente no ha ocurrido ninguna mejora en los pastizales en ningún lugar, ni se ha controlado la salinidad ni el encharcamiento. Se ha hecho algún progreso en la estabilización de las dunas de arena en las zonas secas bajo cultivo de Argentina, pero queda mucho por hacer. En los Andes y en la zona costera occidental la erosión por el agua continúa presentando problemas y puede ser que empeore. Una población aumentando rápidamente asegura virtualmente mayor desertificación en los años venideros a menos que los gobiernos decidan enfrentar el problema.

Ante el aumento de la desertificación en Venezuela, y especialmente en nuestro estado Lara, que ha conllevado a denuncia formuladas por ecologistas preocupados por la vida, es mi deber recordarles que, en mis alertas realizados personalmente y acompañado por la “Red de Instituciones Larenses” tengo más de treinta y cinco años sin obtener respuestas eficientes y eficaces, ni de sirios, ni de troyanos, es decir, ni de parte de la sociedad civil, ni de las autoridades que han aceptado la autoridad suficiente que les permitiría cumplir con su responsabilidad, que supongo, debe comenzar con el establecimiento valiente del “Estamento Legal vigente” expreso en la Constitución Nacional y las leyes que condensan la protección del ambiente en el país que se dice, es el séptimo reservorio de agua dulce del mundo, Otrora…

“LA TIERRA DE GRACIA COMPARADA CON EL EDÉN.”

Maximiliano Pérez Apóstol

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