El segundo domingo del mes de mayo se celebra el Día de las Madres, una fecha para recordar el amor incondicional que estas mujeres proyectan en sus hijos, por quienes serían capaces de dar su vida entera para verlos sanos, felices y llenos de bienestar.
Aunque también son estrictas porque quieren tener el control y el orden de las cosas, es bien sabido que cada palabra o reclamo está enmarcado en ese único amor.
Ahora bien, en la actualidad, las madres no sólo cuidan a sus hijos dentro del hogar, sino que deben salir de las casas para trabajar y así contribuir con el sustento familiar.
Es así, que en cada lugar está presente una dama para ofrecer dedicación a su labor diaria.
Carmen González, de 54 años, tiene más de 30 años con un puesto en el Mercado Terepaima, cuyo sustento le ha servido para la crianza de cuatro hijos y ahora para contribuir con la de sus cuatro nietos.
“Mi nieta mayor tiene 8 años, y fue diagnosticada con cáncer de piel, por eso mi hija no puede trabajar y yo la ayudo con mi trabajo. Uno quiere más o distinto a sus nietos, me preocupo mucho por ellos”, comentó Carmen González.
También está el caso de Yesenia Álvarez, de 33 años, con una hija en plena adolescencia, de 12 años de edad, a quien le habla claro para evitarle circunstancias indeseables.
“Le hablo sobre la drogas, las amistades, en quién debe confiar. Les doy las herramientas para que ella las ponga en práctica”, dijo.
Ella, además de madre trabajadora también estudia para ser profesora de informática y matemática en la Universidad Pedagógica.
“Es difícil exigir algo que no pudiste hacer. Debemos luchar por nuestros hijos, pero también por nosotras”.
Particulares trabajos
Bárbara Pacheco tiene 2 niñas, y es funcionaria de tránsito, una profesión en la cual los hombres llevan la batuta.
“Nos dicen que las mujeres en tránsito somos más estrictas, no dejamos que nada se nos pase”, dice Pacheco, quien tiene 2 niñas.
María Silva es su compañera de trabajo, quien también tiene una niña que conoce cuando su madre va a trabajar porque le observa el uniforme.
“Si estoy de civil sabe que saldremos juntas”, comentó Silva.
Por su parte, Pacheco tiene a sus niñas en el preescolar Los Vigilantes, donde también van uniformadas como funcionarias de tránsito en versión infantil.
“A ellas les encanta, y en la casa tenemos que comprar muchos pitos porque juegan con ellos, quieren tenerlo como nosotras los usamos guindados en la ropa”, comentó entre risas.
“Estoy donde estoy gracias a mi madre y mi padre. Nada se compara con lo que me han dado”, expresó Silva, quien agradeció además el apoyo que ha tenido de su madre para el cuidado de su hija.
Bárbara Pacheco, aunque reconoció que siempre tiene conflictos con su madre por sus diferentes formas de pensar, dijo que ha sido el mejor ejemplo que ha tenido.
“Sin mi mamá no sería quien soy ahora, y le pido a Dios que me la deje tener muchos años más”, comentó Pacheco.
Así, en el paso diario de la vida se pueden conocer miles de ejemplos de madres y abuelas a tiempo completo, trabajadoras dentro y fuera del hogar, compasivas, incondicionales y estrictas.
De igual manera, el amor que sus hijos les profesan lo manifiestan a diario, aunque este domingo la ocasión sea una excusa para compartir entre toda la familia. ¡Felicidades!