¡Las nicas de mi viejita!

En mi pueblo colonial tengo muchos recuerdos, evocaciones que justifican nuestro apego terrenal, ¿cómo olvidar aquellas mañanas hermosas? cuando ataviado de una braga azul marino,correteaba con mi hermana María Eugenia  desde la calle del “Noche de Ronda”de Don Macario, hasta los salones de mi jardín de infancia “Emilia Rosa Rodríguez”.Dejando biberones y trasnochados por la voz entrañable de Don Raúl Orozco “El Nacional” confundida con la del “Inquieto anacobero”,íbamos llenos de alegrías y esperanzados como toda la chiquillería de nuestro “Tocuyo clamoroso,” desconociendo todos los esfuerzos que hacía nuestra viejita, para que pudiéramos no solo sobrevivir ante la adversidad , sino para que en el receso de aquel recinto, tuviéramos la posibilidad hermosa de comprar una “Lolita “con cinco nicas apuñadas que representaban “un medio” 0,25 céntimos del antiguo bolívar que no se llamaba fuerte, pero que valía mucho  más que hoy. Tuve pena muchas veces de sacar del fondo de mi bolsillo gastado aquellas “puyas” amarillentas que eran menospreciadas por su olor a cobre y aparentemente por su escaso  valor; pero poco a poco la vida me fue enseñando cuantas veces mi viejita transitaba diariamente a sus labores montada en la Línea Dos Caminos de los hermanos Rodríguez, dejando todo su peculio en las manitos de María y en las mías también. Ayyviejita…!Cada amanecer de hoy, cuando tengo que luchar para poder colocar en las manitos inocentes de mi Sebas y de Isa, la merienda de su escuela, imploro a Dios que cada día multiplique las “nicas” que nos diste en muchos más años para tu vida ejemplar, que nos llevó de nuestro lar humilde, hasta la “casa que vence las sombras” de la lejana capital..Ohh glorioso San Antonio, provee de muchas “nicas” a las madres de mi pueblo, para que no corran más lágrimas de necesidad,y se esfumen  “las casitas de lata”.