En Venezuela, dolorosamente, ha habido una serie de desarticulaciones en la administración pública ambiental: sin pensar en el futuro se ha decretado la explotación minera de un territorio, muy extenso sobre el cual el Estado venezolano no tiene control de vigilancia; han sido abandonados los parques nacionales y, desde luego, la biodiversidad; se centralizó el servicio de agua y hoy no hay día en que no falte el preciado líquido en cualquier parte del país y, la falta de mantenimiento y de inversión en el embalse del Guri deja sin energía eléctrica a gran parte de las ciudades, no sólo perjudicando a las poblaciones sino deteriorando la economía nacional.
Este es a grandes rasgos el balance que hace el ingeniero Enrique Colmenares Finol, exministro del Ambiente y de los Recursos Naturales, al ser entrevistado por El Impulso. Dice nuestro entrevistado que el organismo que debe asumir las responsabilidades de protección del ambiente, no está ocupando el lugar que debería tener como institución y, por supuesto, se han tomado decisiones disparatadas y descuidado las áreas de protección social.
¿Cómo ve usted, en general, la protección del ambiente en el mundo porque para este año se han programado una serie de actividades, que deben culminar en noviembre con una conferencia mundial de las Naciones Unidas?
Yo fui el firmante por Venezuela, en Río de Janeiro, de la Cumbre de la Tierra en la que los representantes de casi todos los países del mundo nos comprometíamos a hacer lo humanamente posible para la conservación del planeta, pero resulta que en estos años, tengo que decirlo con mucho dolor, en vez de avances fundamental ha ido realmente en un retroceso en ese sentido y es sumamente importante que nuevamente las Naciones Unidas muestran interés en buscar soluciones a los graves problemas que generan sustancias contaminantes y falta de políticas adecuadas para garantizar un ambiente necesario para la vida.
¿Qué es lo que más le preocupa de Venezuela?
Las desarticulaciones en la administración pública ambiental, porque no se está pensando en la realidad que estamos viviendo, ni tampoco en el futuro de las nuevas generaciones. Si no existe una política de protección al ambiente, como está ocurriendo, se destruyen los recursos y el panorama que tendremos va a ser muy crítico.
En este sentido se refiere al decreto ejecutivo 2240 emitido el 24 de febrero de 2016, mediante el cual fue creada la zona de desarrollo estratégico nacional Arco Minero del Orinoco, cuya extensión es casi diez veces el estado Táchira, casi seis veces la del estado Lara y duplica la faja del Orinoco. Es una monstruosidad, pues, es equivalente al 12,2 por ciento del territorio venezolano, donde se despierta la ambición desmesurada, la explotación inconsciente y se impone la maldad porque ahí hay minerales no metálicos y abundan atractivamente oro, diamantes, bauxita, dolomita, cobre y otras riquezas. Y desde hace ya varios años existen denuncias que debieran llamar la atención porque debido a la falta de vigilancia se encuentran operando, a sus anchas, peligrosas mafias venezolanas y extranjeras. Claramente, es el reino de la selva o de los más fuertes.
Los especialistas en materia ambiental, como usted, ¿han hecho algún estudio sobre el Arco Minero?
Yo he hecho mis observaciones pertinentes en cada oportunidad. Una persona que trabajó mucho en ese asunto para evitar el desastre que ocurre, Américo De Grazia, se encuentra en estos momentos preso. Hoy estamos en una situación muy difícil, muy lamentable, porque la política ambiental en los últimos veinticinco años ha sido legalmente distorsionada y descuidada totalmente.
En cuanto al recurso del agua, el ingeniero Colmenares Finol, observa que en más de un cuarto de siglo no se ha vuelto a hacer ninguna represa, ningún embalse, y los que se encontraban en funcionamiento han sido dejados al descuido porque no existe el interés, ni la voluntad de mejorar los servicios.
Tras una pausa, agrega:
Hay una cosa que voy a decirlo con mucho orgullo. En el caso nuestro y me voy a referir concretamente al gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, dejamos a toda Venezuela organizada regionalmente para surtir de agua a todas las poblaciones del país, porque nosotros nos dedicamos a descentralizar el servicio y éste fue llevado de modo eficiente a todos los sitios. de modo pues que todas las poblaciones estuvieran surtidas oportunamente y, al mismo tiempo, pudiera desarrollarse con toda normalidad la economía. Así lo hicimos en Lara, Portuguesa, Yaracuy, Falcón y, en general, a todas las entidades federales. Pero, al término de cuarenta años de democracia y la llegada de otra forma de gobierno, el servicio fue otra vez centralizado y al ocurrir esto vino un descuido total en lo que respecta al mantenimiento en el abastecimiento del preciado líquido y hoy día en Caracas como en todas las ciudades de Venezuela la falta de agua es el problema más frecuente. Aún más, hay regiones rurales donde el problema se ha tornado tan crítico que sus habitantes tienen que sufrir de escasez de agua por varios días. Esto evidencia que se ha producido un retroceso lamentable en ese sentido. Nosotros, preocupados por esta situación, consideramos que las aguas hay que administrarlas en el sitio donde se están produciendo al igual que en el sitio donde se están consumiendo, para establecer una vinculación entre la ciudadanía y la distribución del recurso. Pero, acá, en Venezuela, eso fue realmente destruido y tenemos falta de agua, a todas horas y en todas partes del país.
¿Cómo ha visto el desenvolvimiento de este gobierno en materia de agua?
Yo creo que entre los embalses no construidos y los destruidos por falta de mantenimiento, el balance es muy negativo. El agua no sólo es un recurso para el consumo humano sino también un elemento fundamental para la producción de energía eléctrica y en este aspecto Venezuela llegó a tener un buen desarrollo durante los gobiernos democráticos. Tenemos un problema de electricidad porque este servicio ha venido en desmejoramiento al punto que se han producido interrupciones de alcance nacional por varios días y si mal no recuerdo el 7 de marzo se produjo un apagón en Maracaibo que duró 96 horas. Y para no extenderme en el asunto de los embalses puedo decir que no han tenido la atención que se merecen. Si usted me pide un balance de embalses de este gobierno lo que le puedo decir es que ha sido casi inexistente.
¿Qué ha pasado con el embalse del Guri porque las fallas eléctricas se las achacan a los animales, a las iguanas, a los monos?
El problema del sistema hidroeléctrico es el mantenimiento. Una cosa es que haya agua, otra que exista el embalse y otra que se tenga el mantenimiento, el cual debe ser de avanzada tecnología y de una rigurosa institucionalidad, pero todo eso se ha perdido. El problema es la falta de una política para el servicio porque los embalses necesitan, tanto en la generación como en la distribución el mantenimiento necesario y pertinente.
En su opinión, ¿este gobierno no tiene una política ambiental definida?
No la tiene y lo ha demostrado. Los resultados son muy claros de que no ha habido ninguna política ambiental coherente, de buena administración. Además, hay que decir que cuando se politiza la administración de los servicios públicos, éstos son afectados gravemente y quienes sufren son los ciudadanos. Cuando yo dirigía la política ambiental en las dependencias oficiales no se hablaba de partidos, porque éramos técnicos y profesionales para dar resultados a la gestión. Ahora cuando los que tienen la responsabilidad de ocuparse del servicio y éste falla dicen que estaban en una reunión del partido o esgrimen otras razones políticas. Desde hace muchos años podemos observar que ha habido un desarrollo institucional precario y eso es lo que tenemos ahorita.
¿Sabe usted del problema de la sedimentación de la represa Dos Cerritos?
En Lara las cosas son distintas, pero eso no quiere decir que no se pueden resolver. Porque cada embalse, no importa donde esté ubicado, tiene sus propias reglas de conservación y mantenimiento. Se pierden los esfuerzos y el trabajo cuando se descuidan los recursos, tal como está ocurriendo en Lara con el cerro de Saroche y en otros cerros, donde están haciendo una serie de intervenciones con fines de obtener dinero rápidamente. Se están acabando con las partes importantes de su sostenimiento como son los árboles. Si se permite, como está ocurriendo en Saroche, donde están tumbando árboles para hacerlo carbón y venderlo, se está dañando un recurso que costará muchísimos años en reparar si es que existe el interés de hacerlo.
¿Usted siente mucho apego por Saroche?
Yo tuve el honor, el entusiasmo y la voluntad de hacer el parque nacional de Saroche. También hice el monumento Lomas de León, al lado de Barquisimeto. Y también muchas otras cosas hicimos allá; pero, repito, se han dejado al abandono o están sometidas a la destrucción. En Brasil se ha estado haciendo esta semana un congreso para tratar el problema del agua y del aire, al mismo tiempo que la Nasa advierte que está creciendo el nivel de los mares.
¿Cómo ve usted el problema ambiental en el mundo y sobre todo en Venezuela porque, como usted mismo ha dicho, no existe una política ambiental?
Así es. La responsabilidad ambiental tiene que ser mundial porque el efecto de los gases invernaderos cuando llegan arriba no se sabe de dónde provienen, si son de Venezuela, Colombia, Argentina o de cualquier otro lado. Vienen de abajo y resulta que si se hace un balance de los efectos de esos gases, nosotros estaremos entre los primeros porque ha habido un incremento cuando la tendencia es bajar esos efectos de gases invernaderos.