«La injusticia es un veneno que mata»
Francesco Carnelutti
Capítulo I
La injusticia de la presunción de culpabilidad
La aplicación inflexible de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, sin un análisis crítico de las pruebas, puede conducir a la victimización de hombres inocentes. La creencia automática en el testimonio femenino, sin considerar posibles motivaciones ulteriores, sesga la balanza de la justicia. La falta de un debido proceso, donde se evalúen las pruebas con objetividad, propicia la creación de mártires masculinos, cuyas vidas son destrozadas por acusaciones infundadas.
La presunción de inocencia se ve socavada cuando se otorga autoridad irrestricta a las denuncias femeninas, ignorando la posibilidad de manipulación o falsedad. Además, se ignora el principio in dubio pro reo, que establece que en caso de duda, se debe favorecer al acusado. La ley, concebida para proteger a las mujeres, se convierte en un arma de injusticia cuando se aplica sin criterio, transformando a hombres en víctimas de un sistema que debería protegerlos a todos por igual. Esta situación genera un clima de desconfianza y temor, donde la palabra de una mujer adquiere un valor absoluto, incluso cuando carece de fundamento. La aplicación de esta ley debe ser justa y equitativa, en donde se evalúen todas las pruebas y testimonios, sin importar el género de las personas involucradas.
Capítulo II
La sombra de la duda
La perversa danza de la mentira: Falsa decencia y sed de venganza.- La mentira, arma artera y cobarde, se viste de falsa decencia para tejer su red de destrucción. En un mundo donde la justicia debería ser escudo y espada, la manipulación de leyes, como la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en Venezuela, se convierte en un instrumento de venganza contra hombres inocentes.
No critico la ley, sino la costumbre, esa solidaridad automática que, como bien señaló Francesco Carnelutti en «Las Miserias del Proceso Penal«, «no es contra la ley que me levanto, sino contra la costumbre». (Carnelutti, Francesco. Las Miserias del Proceso Penal. Ediciones Jurídicas Europa-América, 1957, p. 15). Y en este sentido, añadido; la costumbre de creer ciegamente a quien denuncia o acusa, sin importar la falsedad, destruyendo vidas en nombre de una justicia mal entendida.
Capítulo III
El pasado como condena
Falsa decencia y sed de venganza: La trampa de una denuncia premeditada.- En el complejo laberinto de las relaciones humanas, la venganza puede adoptar formas inesperadas y retorcidas. Este es el caso de una mujer que, tras ser rechazada y abandonada por cinco maridos, urdió un plan meticuloso, utilizando la fachada de la falsa decencia para ocultar sus verdaderas intenciones y su sed de venganza para cobrarse en otro hombre inocente lo que sus anteriores maridos le habían hecho.
De modo que la mujer buscó un chivo expiatorio y escogió a un varón en quien desquitarse los abandonos de que había sido objeto por los cinco padres de sus cinco hijos. Entonces colocó una denuncia falsa y los funcionarios encargados de recibirla y proseguirla con gríngolas en la mente y en sus entendimientos creyendo las mentiras de la fémina y por supuesto obligados por ley a recibir ya sustanciar la denuncia – sin mayor criterio que eso – , pero ante el histrionismo de la supuesta víctima y compungidos por la desgracia que estaba atravesando la atractiva mujer, se encargaron de abultar el expediente para que sin configurarse realmente hechos punibles, se aparentara que sí se configuraban los delitos previstos y sancionados en los artículos 56 (violencia física) y 57 (violencia sexual) de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de violencia. ¡Qué horror, sólo por el histrionismo y las mentiras de una víctima falsa!
Y así comenzó la desgracia de un hombre inocente, porque inclusive las experticias legales de Medicatura Forense arrojaron rastros que expresamente decían que no guardaban relación con el caso investigado y que eran de vieja data. Pues bien, incluso teniendo esas salvedades, esas experticias que en nada incriminan al hombre chivo expiatorio, son utilizadas para abultar el caso y la causa, refiriéndose a ellas como fundamentos de imputación y son apreciadas como pruebas idóneas en su contra.
Capítulo IV
Un presente de apariencias
Un pasado marcado por el abandono y un presente de apariencias.-Con cinco relaciones de hecho fallidas y cinco hijos, cada uno de un padre diferente, la mujer había aprendido a navegar por las turbulentas aguas del abandono. Cada hombre, tras dejarla embarazada, la había abandonado, dejando una profunda herida en su corazón. Sin embargo, su sexto compañero, con quien convivía, despertaba en ella una necesidad de reafirmación y control.
Para disipar cualquier sospecha en la mente de su pareja actual, la mujer decidió tejer una elaborada red de engaños. Buscó activamente la atención de un séptimo hombre, ofreciéndose a él con la intención de ser rechazada. Este rechazo, lejos de ser una humillación, era una pieza clave en su plan.
Capítulo V
La trampa se cierra
Acecho, seducción y la trampa de la falsa denuncia.- Durante semanas, la mujer merodeó la casa del séptimo hombre, observando sus rutinas, planeando cada detalle de su venganza. Su estrategia era clara: ganarse su confianza, mostrarse atractiva y receptiva, para luego tenderle una trampa. Con una precisión quirúrgica, urdió un plan para desprestigiarlo, denunciarlo y, valiéndose de una ley de género manipulada, enviarlo a prisión. Su objetivo era claro: cobrarse en este hombre el abandono y el rechazo de sus parejas anteriores. Al ser finalmente rechazada, la mujer desató su furia, consumando su venganza en un inocente.
Capítulo VI
El precio de la venganza
El precio de la manipulación y la falsa decencia.- Aunque la mujer logró su objetivo inmediato, su victoria tenía un sabor amargo. La manipulación y el engaño dejaron una huella imborrable en su conciencia, y la relación con su pareja actual se basó en una mentira.
Esta historia es un recordatorio de que la búsqueda de la venganza, especialmente cuando se disfraza de falsa decencia, puede tener consecuencias devastadoras. Las falsas acusaciones, en particular, socavan la credibilidad de las verdaderas víctimas y perpetúan un ciclo de dolor y desconfianza.
Capítulo VII
Reflexiones finales
Reflexiones sobre la manipulación, la falsa decencia y las consecuencias.- La manipulación y la falsa decencia son armas poderosas que pueden causar un daño irreparable. Es crucial recordar que la honestidad y la integridad son los cimientos de relaciones saludables y duraderas. En lugar de recurrir a la venganza y al engaño, es fundamental buscar la sanación emocional y construir relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
«El juez debe ser un buscador de la verdad, no un dispensador de sentencias»
Francesco Carnelutti
Dr. Crisanto Gregorio León