“…nos encontramos con el surgimiento de una inmensa proporción de población que solo conoce las pocas «sombras» que pueden vislumbrar de lo que fue este país, jóvenes que han sido prisioneros toda su vida de un sistema que se apropió de la información y la educación…”
Jorge Puigbó
Todos estos cambios que están sucediendo a diario en el mundo nos tienen a la expectativa, esperando conocer cuáles serían sus resultados y cuando se producirían. Buscando respuestas a nuestras inquietudes, de pronto nos encontramos realizando comparaciones con el pasado, escarbando en la Historia, contrastando situaciones reales o releyendo obras escritas en el pasado cuyo objeto fundamental era trasmitiros ideas o conceptos, y es así como ayer, me retrotraje a los inicios de la filosofía, al pensamiento lógico, sencillo, releyendo por enésima vez el contenido de la alegoría, cuento, parábola, mito, o como queramos llamar, al diálogo imaginario entre Platón y su maestro Sócrates, contenido en su obra “La República” y denominado «La Caverna de Platón». Un poco para recordar y orientar a algunos, diremos que, la caverna o cueva, tiene como significado el aislamiento de los que allí nacieron y viven encadenados mirando solo al frente, por lo tanto, no conocen otra realidad sino las engañosas sombras, o figuras, que se proyectan, mediante una luz proveniente del exterior, en una pared del fondo del recinto. Con esa metáfora nos quiere señalar el filósofo la condición en la cual pueden encontrarse innumerables individuos de una sociedad con respecto al conocimiento de la verdad, de la realidad, muchos se han acostumbrado a la vida que llevan por cuanto no conocen otra diferente, ni siquiera se puede hablar de resignación al no existir posibilidad de comparar y por lo tanto son felices.
En nuestro país, Venezuela, tal como en el resto del mundo, coexisten formas diferentes de ver la realidad y de interpretar, cada quien, la información que obtiene, en el fondo es un problema influido en primer lugar, por la calidad y contenido de la educación recibida, pero en esta época existen otros factores que se suman y no precisamente en favor del individuo y su libertad de pensamiento. En nuestro país, si aceptamos que una generación es un período que cubre un tramo, entre veinte y treinta años, los 27 últimos han transcurrido y se han vivido dentro de una vorágine que afectó de forma irreversible nuestra forma de vida, entre otras cosas por la eliminación progresiva de la democracia mediante un proceso de profundización continuo en la restricción de libertades y de absoluto control y manipulación de la información mediante la toma por el estado de los medios de comunicación y si a esto le agregamos la tergiversación de la Historia, de la verdad, la eliminación de la meritocracia y destrucción de la educación, nos encontramos con el surgimiento de una inmensa proporción de población que solo conoce las pocas «sombras» que pueden vislumbrar de lo que fue este país, jóvenes que han sido prisioneros toda su vida de un sistema que se apropió de la información y la educación. «En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor la cabeza”, eso dice textualmente el escrito al cual nos referimos. Pareciera describir el momento que atraviesa nuestra sociedad, y continúa Platón: “…–En resumen, ¿Estos prisioneros no atribuirán realidad más que a estas sombras?… y responde Sócrates: “… –Es inevitable…”.
La vieja parábola renace cuando, haciendo abstracción de tiempos y lugares, percibimos la profundidad que contiene al señalar que la educación y el conocimiento aparejan libertad y sabiduría, sin lo cual al hombre no le será posible avanzar y liberarse, pero para ello tendrá que luchar con todas sus fuerzas, nada es fácil en esta vida y por eso señala Platón: “…Liberamos a uno de estos prisioneros. Le obligamos a levantarse, a volver la cabeza, a andar y a mirar hacia el lado de la luz: no podrá hacer nada de esto sin sufrir…” y precisamente de eso se trata. Para intentar completar la imagen que queremos trasmitir debemos señalar que, fuera de la caverna figurada, sobreviven un grupo de personas luchadoras que contemplan y guían sus actuaciones utilizando los recuerdos de un pasado democrático y libre los cuales todavía se proyectan tenues sobre la pared de la memoria y a pesar de que, el paso del tiempo las ha desdibujando, convertido en leyendas e historias, permanecen como ejemplos y se trasmiten. Otras personas cegadas por la realidad que tuvieron que enfrentar al descubrir el engaño en que vivían, optaron por alejarse y buscar otros rumbos, un futuro diferente en el exterior, fue su decisión.
Aparejado a todo lo anterior, existe en el mundo de la Internet una expresión metafórica, acuñada para señalar una especie de corraleja, de cueva, de aura envolvente, de discriminación, descrita por la expresión “burbuja” o “filtro burbuja” y creada por los algoritmos utilizados para seleccionar la información que nos puede gustar o convenir, personalizando la información que recibimos y suprimiendo la posibilidad de elegir otras alternativas. Estos mecanismos se utilizan cada día con mayor fuerza en el sector político, sumados a la creación constante de propaganda e información ficticia. Esta manipulación virtual diseñada para lograr un objetivo, utiliza técnicas avanzadas de mercadotecnia y la recopilación de datos obtenidos de nuestra navegación a través de Internet, determinando día a día un perfil, un patrón de conducta dejado por nuestra huella digital, lo cual nos identifica e individualiza, y esto, a su vez, es utilizado para complacernos, convencernos, sin que apenas lo percibamos. Como si fuera poco, a lo anterior debemos sumarle el uso de la Inteligencia Artificial, por tanto, los resultados para el individuo no son nada halagüeños. “Damos forma a nuestras herramientas y luego ellas nos dan forma a nosotros”, desafiante, esto lo dijo Marshall McLujan, filósofo y sociólogo de la comunicación, padre de los estudios de medios, quien predijo la Internet veinte años antes de que se inventara y fue quien aportó el término “Aldea Global”.El poder de los que controlan la información en las plataformas y redes sociales es de una magnitud tal que hasta los estados les rinden pleitesía, nos referiremos a su influencia en lo político, en lo social, lo cual en definitiva es lo que nos interesa, hoy sin lugar a dudas la velocidad en la comunicación de la información, acelera los cambios como nunca y nadie puede garantizarnos en cual dirección vamos. Unas ideas, o ideologías, se pueden imponer hoy, pero mañana serán desechadas por la variación en la opinión pública. Es un péndulo que se mueve motorizado por muchos factores, entre ellos: la emotividad de la gente, lo que perciben como falta de efectividad, la decepción, la manipulación, el engaño, la inmediatez y el olvido. Las personas se vuelven sordas y se cierran en sus propias creencias simplemente por la comodidad y la conformidad que, parecieran aportarles mayor seguridad y satisfacción frente al cambio y la confrontación, y se olvidan, muchas veces, de quien está detrás del volante conduciéndonos hacia un destino por lo menos incierto.
Jorge Puigbó