“Y se disfrazó Saúl, Y… se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere” 1Samuel 28:8
Es bueno aclarar que el título del artículo no se refiere a la ridícula película con la cual Hollywood cautivó al mundo en una época. Me voy a referir a la máscara y los disfraces en estos tiempos de carnaval. De hecho, confieso que nunca me han gustado. El concepto lo dice todo “Figura u objeto que representa un rostro humano, con la que una persona puede cubrirse la cara para no ser reconocida, tomar el aspecto de otra o practicar ciertas actividades o escenas que le favorezcan”. Me trae malos recuerdos y malos presentes, gracias a políticos y a cristianos también. Siempre disfrazados, con máscaras, escondiendo el verdadero rostro y obviamente las verdaderas intenciones. Siempre para conseguir un beneficio personal y satisfacciones al YO. Me recuerdan a Satanás, quien se disfraza a menudo de ángel de luz para entrampar al hombre y lo logra. «Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz» (2 Corintios 11:14) DIOS.
LES CUENTO. Cuando era niño viví una experiencia que contarla hoy en familia causa mucha risa pero cuando la viví no me hizo mucha gracia. ERA CARNAVAL Y mi madre, con gran amor, me hizo una máscara al estilo del famoso “Santo”, de tela de franela, con sus respectivos huecos en los ojos, nariz y boca. Le dejó también un cordón en los bordes de abajo para que me la amarrara al cuello y me quedara ajustada. Yo estaba feliz y mi mamá también. En ese tiempo me escogieron como príncipe o “paje” de la reina del carnaval, no porque era bonito, sino porque tenía EL “FLUX” con el cual hice la primera comunión. Mi madre, feliz, me vistió como príncipe, me colocó la máscara y así me fui a la escuela emocionado. Sin embargo no contaba con la presencia de muchachos adolescentes “mala sangres”, que no estudiaban en la escuela y al pasar, me jalaron la máscara por la parte de atrás la cual me tapó por completo la visibilidad. Se hizo un nudo en el cordón que la ajustaba a mi cuello y me convertí en el hazme reír de todos.
La verdad, desde que entró el pecado en el mundo, ni los que se creen correctísimos, ni los más devotos cristianos estamos exentos de colocarnos máscaras y disfrazarnos para mentir o hacer lo prohibido arriesgando la Salvación y la Vida eterna. Y este es el caso del rey Saúl. Acosado por el miedo, por el acecho que le tenían los filisteos, buscó la comunicación con Dios, pero ya se había apartado de él. Y en vez de ir con humildad y humillación. Con el corazón arrepentido a pedir perdón. “Entonces Saúl dijo a sus servidores: «Buscadme a una médium para consultarla». Sus criados respondieron: «En Endor hay una médium». Saúl se disfrazó, se puso otro vestido, y fue de noche con dos hombres a ver a esa mujer. Le dijo: «Te ruego que me consultes a algún espíritu, y me hagas subir a quien yo te diga » .1 Sam.28:8. !Error!
Él sabía que la consulta a hechiceros, médiums y pitonisas era abominación al Señor y lo hizo. Olvidó, que a los ojos del omnipotente nadie puede esconderse. Por el contrario la “bruja” si tuvo temor de Dios. Sabía que consultar a los muertos era un pecado muy grande a los ojos del Eterno y le recordó lo que él como rey hacía por orden de Dios. «Tú sabes que Saúl ha cortado del país a los médium y a los espiritistas, ¿por qué pones tropiezo a mi vida, para hacerme matar?» ¿Cómo les parece?
La situación del rey Saúl no es muy diferente a la de millones de cristianos hoy. Siguen desafiando la norma divina por cuanto no estudian la Palabra. Solo se dejan llevar por sus líderes espirituales y no escudriñan el libro de la sabiduría que es la Santa BIBLIA. ¡Triste! El caso de Saúl y su disfraz, es una enseñanza poderosa para los cristianos actualmente. Debemos aprender a desaprender ¡Hasta el próximo artículo Dios mediante! “La Biblia es nuestra única certidumbre para esta vida”. Benjamín Franklin
William Amaro Gutiérrez