Miguel Soto: Es una falta de respeto y una burla hablar de ampliar la democracia #21Feb

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Hablar a estas alturas, al cabo de veinticinco años,  de ampliación de la democracia y la construcción de un nuevo Estado, así como de echar las bases más claras y poderosas de la nueva economía autosustentable, no dependiente, diversificada y productora de riqueza que satisfaga las necesidades del pueblo, como motivos para reformar la Constitución vigente desde 1999, es una falta de respeto, una burla y una descarada maniobra para tratar de imponer constitucionalmente el socialismo en Venezuela.

Esta es la impresión que tiene el doctor Miguel Soto, profesional del Derecho y docente, quien seguidamente señala que el concepto de democracia está muy bien detallado en el texto constitucional cuando establece como principio fundamental la soberanía en el pueblo, la alternabilidad en el poder, las escogencias de las autoridades a través del voto universal, directo y secreto, además de garantizar los derechos ciudadanos, la libertad de expresión y de manifestación pública, de reuniones y asociaciones de personas, del funcionamiento de las organizaciones con fines políticos y hasta el cese de funciones para aquellos personeros oficiales incompetentes. 

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Aún más, existe el derecho de consultas para casos de interés nacional, así como el de que los ciudadanos pueden solicitar al órgano electoral efectuar procesos que tengan que ver con la vida nacional.

 Ahora bien, el Estado venezolano es el único que tiene cinco poderes, los cuales tienen que ser independientes, autónomos y eficientes, y una institución militar que no puede estar al servicio de ningún funcionario, aunque éste ejerza las funciones de ser su comandante en jefe y, desde luego, no ser apéndice de partido alguno.

Entonces, nos preguntamos: ¿De qué nuevo Estado está hablando el señor Maduro cuando anuncia que existe la intención de reformar el Estado? ¿O es que pretende, como lo intentó su predecesor Hugo Chávez en el 2007, de establecer lo que tanto se cacarea acerca de un supuesto Estado comunal, donde el Ejecutivo Nacional tiene todo el control y ya no tiene sentido la existencia de gobernaciones y alcaldías, porque todo depende de la política establecida por el jefe del gobierno nacional al estilo impuesto en Cuba por los hermanos Fidel y Raúl Castro, que no es más que una dictadura plagada de fracasos porque ya está comprobado que el comunismo o socialismo no sirve para satisfacer las necesidades del pueblo?

 ¿Cómo nos van a decir ahora que en Venezuela se va a desarrollar, en un tris, mediante una reforma constitucional que habrá una economía autosustentable, si la experiencia que se ha tenido con la principal empresa del continente, Pdvsa, está en el suelo y fueron varias las veces que Chávez anunciaba que aquí, en corto tiempo, se iban a producir seis millones de barriles diarios y, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo, el año pasado ni siquiera se pudo llegar a un millón de barriles y este gobierno recibió la industria cuando ésta producía más de tres millones de barriles por día?

Tras formular esas preguntas, el doctor Soto dice el pueblo venezolano tiene formación democrática, conoce sus deberes y derechos y cuando oye planteamientos como los hechos por Nicolás Maduro sabe que quien detenta el poder lo que busca es modificar la Constitución como cuando alguien va a la sastrería para que le hagan un traje a la medida. En este caso su sastrería es la Asamblea Nacional y se ha adelantado a la confección habiendo nombrado una comisión ad hoc, encabezada por el fiscal general Tarek William Saab, y en la que figuran como integrantes la señora Cilia Flores, esposa presidencial; y otros allegados al mandatario.

A nadie puede engañar el señor Maduro, aunque todavía no haya dado a conocer cuáles son los 80 artículos que quiere modificar, eliminar o reformar, prosigue diciendo el doctor Soto. El traje a la medida que él está buscando es para perpetuarse en el poder, porque ya el año pasado, a través de una transmisión por radio y televisión, acomodándose en su silla dijo: “de aquí no me saca nadie«.

Yo creo que el problema más grande que tenemos los venezolanos y las venezolanas, como gusta decir el gobierno, no es el señor Maduro, no. El problema más grande somos nosotros por la memoria corta que tenemos. En estos momentos, y desde hace unos cuantos días, se oye una propaganda repetitiva que dice: “comuna o nada.” Ya hay una ley de comuna aprobada, o sea que el propósito de instalar comunas por todas partes, para que el señor Maduro haga lo que quiera, ha sido adelantado.

Creo que a una gran mayoría se le olvida que en el 2007, Chávez,  quien el año  anterior se había declarado y confesado socialista, propuso una reforma constitucional que tenía dos objetivos muy claros: Uno, era la reelección indefinida, y el otro, implantar la nueva geometría del poder a través de modelo socialista y la comuna. A la hora de votar, el pueblo votó no a esos dos objetivos.

Chávez en aquel entonces entendió el mensaje del pueblo y esperó dos años para a través de una enmienda quedarse en el poder, pero quedó por fuera el asunto de las comunas y su modelo socialista. Aunque muchas veces se dice que el pueblo no se equivoca, la realidad nos demuestra que sí se equivoca y en esa ocasión se equivocó porque ya teníamos la experiencia de que cuando un gobernante vuelve al poder, nunca hace las cosas bien y mucho menos va a tener buena una gestión si ésta es continua y peor aùn, indefinida.

En esa ocasión ocurrió porque mucha gente no le da la importancia que tiene el voto y, en lugar de concurrir a votar, prefiere quedarse el domingo en casa lo que hace que una minoría imponga su voluntad. Cuando la mayoría sale a ejercer el sufragio se impone la voluntad ciudadana, que es la mejor expresión de la democracia.

Y es por eso que en el año 2007 no pudo Chávez, no obstante con tener un gran apoyo, imponer su geometría del poder que lo habría llevado a doblegar la voluntad soberana del pueblo, hecho que nos lleva a pensar que ese proyecto de reforma constitucional está condenado al fracaso porque Maduro no goza del respaldo popular, pues el pueblo quiere un cambio porque en 25 años ya hasta perdimos el bolívar como signo monetario porque todas las transacciones aquí se están haciendo con la moneda del imperio, el dólar tan odiado y apetecido por los socialistas en todo el mundo. 

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