Trabajo de www.radiofeyalegrianoticias.com
El papa Francisco se pronunció enérgicamente contra las deportaciones masivas que comenzó a ejecutar el gobierno de Donald Trump a través de una carta que le envió a los obispos de Estados Unidos. Dijo que tal acto hiere la dignidad humana.
En concreto señaló que “el acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensión”.
Pues, la posición de la máxima autoridad de la Iglesia católica en el mundo molestó al gobierno estadounidense. Tom Homan, el llamado zar de la frontera del presidente Donald Trump, le respondió al prelado conminándolo a que no se metiera en este asunto de decidir cómo cuida su gobierno las fronteras del país.
“Cíñase a la Iglesia Católica, déjenos a nosotros el control de las fronteras”, dijo Homan este martes 11 de febrero desde la Casa Blanca al ser consultado por los medios de comunicación, según informó la cadena CNN. Agregó que Francisco cuestiona estas políticas cuando tiene un muro en el Vaticano.
En la misiva a la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el Papa reitera que “un auténtico Estado de derecho se da precisamente en el trato digno que merecen todas las personas, especialmente las más pobres y marginadas. El verdadero bien común se promueve cuando la sociedad y el gobierno, con creatividad y respeto estricto al derecho de todos —como he afirmado en numerosas ocasiones—, acogen, protegen, promueven e integran a los más frágiles, desprotegidos y vulnerables”.
Antes de la contesta de Homan, el prelado exhortó al nuevo gobierno de Trump a efectuar sus procedimientos relativos a los migrantes en su país, de cualquier nacionalidad, desde la luz de los derechos humanos. “Todos los fieles cristianos y los hombres de buena voluntad, estamos llamados a mirar la legitimidad de las normas y de las políticas públicas a la luz de la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, no viceversa”, escribió.
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