“Porque tú, oh Señor, oh Eterno, eres mi esperanza, mi confianza desde mi juventud” Sal.71:5.
Si el rey David observara las características y la manera de ser de la juventud actual se horrorizaría, por cuanto sus metas y objetivos en la vida eran firmes y decididos. Si, el rey David nunca dejó al azar su vida y sus proyectos. Desde su juventud decidió llevar una vida dependiente de su Creador Dios Todopoderoso y de allí sus grandes éxitos en las guerras contra los enemigo del pueblo escogido. David es y debe ser junto a su madre, ejemplo vivo de lo que se hace para educar con paciencia y encaminar el rumbo, la vida y los objetivos positivos de la juventud que emerge. El punto es, que la juventud actual y la mayoría de sus padres ven con ojos tolerantes, justificadores y hasta cómplices lo malo. ¡Triste!
Llaman a los jóvenes hipócritamente “Divino Tesoro”. Expresión acuñada por la mercadotecnia, para aprovechar al máximo, económicamente hablando, la población más numerosa en cualquier país del mundo. Los políticos se presentan con un caudal de adulancias, planteamientos ideológicos o “libertarios” que incentivan muchas veces ambiciones inadecuadas. Por su parte, el comercio a través de la publicidad, la TV, el cine y todo medio masivo de comunicación, entronizan el mensaje en promesas y perspectivas a futuro. Forman estereotipos y les dan falsos héroes solo con el objeto de utilizarlos. Buenos, sinceros e inocentones, son víctimas de proposiciones dudosas en muchos casos. Los saturan de consumismo, los desvían de una vida recta, constructiva, progresista, altruista en su ámbito familiar y social. Pervierten sus mentes. Y hasta las religiones se convierten en instrumentos para apartarlos de la Verdad verdadera.
En todo este lúgubre y sombrío panorama, aún hay esperanza. Pero tenemos que hacer un esfuerzo para canalizar la vida de nuestros jóvenes por el bien. Ud. necesita centrar su esfuerzo y llevar de la mano a sus hijos por caminos de formación espiritual que los preserve de lo malo. ¡Allí sí hay seguridad! El sabio Salomón dijo “Instruye al niño en el camino que debe seguir, aunque sea anciano, no se apartará de él. l” Prov.22:6. Ese camino no es otro: Cristo. Quiere decir, que si se le enseñó temor de Dios en su niñez. Respeto, reverencia y obediencia a su Palabra. Si le dio ejemplo de honradez, equilibrio, amor, solidaridad, autoestima, piedad y misericordia por los demás, así sean adversarios políticos. Si luchamos y persistimos desde su niñez, en presentarlos ante Dios cada madrugada, cada mañana, cada tarde y cada noche y los entusiasmamos a que dependan en todo, de ese maravilloso Dios, estaremos honrando al Altísimo. Y si llegasen a apartarse del camino del evangelio y de la salvación, seguro, más adelante volverán. Es una promesa de Dios.
Los niños y jóvenes no son nuestros. Son propiedad de Dios. “Cada madre y cada padre: A través de luces y sombras, pueden trazar sendas rectas para los pies de sus hijos, que los llevarán a las gloriosas alturas celestiales. Pero sólo cuando procuren seguir el camino de las enseñanzas de Cristo, puede la madre tener la esperanza de formar el carácter de sus niños de acuerdo con el modelo divino. El mundo rebosa de influencias corruptoras. Las modas y las costumbres ejercen sobre los jóvenes una influencia poderosa. Si la madre no cumple su deber de instruir, guiar y refrenar a sus hijos, éstos aceptarán naturalmente lo malo y se apartarán de lo bueno. ” Libro Patriarcas y Profetas. Elena de White.
¡Hasta el próximo artículo Dios mediante!
William Amaro Gutiérrez