Las pasarelas peatonales, construidas con la intención de salvaguardar la vida de los transeúntes, se enfrentan a un desafío inesperado: su bajo uso. A pesar de ser estructuras diseñadas para proteger a los peatones del peligro del tráfico vehicular, muchos ciudadanos prefieren cruzar las calles por sus propios medios, exponiéndose a riesgos innecesarios.
Mediante entrevistas a los transeúntes, revelaron que uno de los principales motivos de esta problemática es la percepción de que utilizar las pasarelas toma más tiempo. La longitud de las pasarelas, la presencia de escaleras y la falta de mantenimiento son factores que disuaden a los peatones, especialmente a aquellos con movilidad reducida. Sin embargo, es fundamental recordar que la seguridad vial debe ser una prioridad para todos.
La falta de uso de las pasarelas se traduce en un aumento del riesgo de accidentes de tránsito. Los peatones que cruzan la calle fuera de las zonas señalizadas se exponen a ser atropellados por vehículos, poniendo en peligro sus vidas. Además, esta práctica genera congestionamiento vehicular y dificulta el flujo del tráfico.
Para fomentar el uso de las pasarelas peatonales, es necesario implementar una serie de medidas que las hagan más accesibles para los ciudadanos. Entre ellas se encuentran la construcción de rampas para personas con movilidad reducida, la instalación de iluminación adecuada, la realización de campañas de concientización y el mantenimiento regular de las estructuras.
Es importante destacar que la seguridad vial es una responsabilidad compartida. Tanto las autoridades como los ciudadanos deben trabajar en conjunto para promover el uso adecuado de las pasarelas y garantizar la seguridad de todos los usuarios de la vía pública.