Siempre los venezolanos se burlan de sus gobernantes y están pendientes de cualquier cosa que hagan, desde la época de Simón Bolívar, porque “mamar gallo” es una característica que viene desde la propia colonia y aún no se pensaba en que la provincia de Venezuela sería una república.
El avión presidencial de Marcos Pérez Jiménez, popularmente era conocido como “la vaca sagrada«. porque en la imaginación popular de entonces estaba presente la idea de que, como en la India, era intocable cualquier vaca y la nave en cuestión tenía un cuerpo gigantesco, pues, se trataba de un C-54.
En aquella época los aviones eran pequeños por cuanto todavía la industria aérea no había comenzado a desarrollar naves para más de cien pasajeros.
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Su registro oficial era 7-ATI, sus motores eran rugientes y, por supuesto, con unas aspas enormes. A los lados del fuselaje tenía pintado el escudo nacional y, generalmente, permanecía estacionado en la base aérea de Boca de Río, en Maracay, sede de la Fuerza Aérea Venezolana.
Cabe mencionar que el primero de enero, cuando se produjo el alzamiento aéreo que atacó a Caracas, la utilizó el mayor Martín Parada y el capitán civil Milton Inciarte y, después del ataque, viendo que no había podido obtenerse los objetivos, estos y otros comprometidos huyeron en esa nave a Barranquilla.
La vaca sagrada fue enviada de regreso casi inmediatamente a Venezuela y tras ser ser sometida a revisiones fue llevada a la base aérea de La Carlota, en Caracas, hasta que nuevamente fue utilizada la madrugada del 23 de enero cuando la requirió Pérez Jiménez.
En ese momento el piloto fue el mayor José Cova Rey y el copiloto el sargento técnico mayor Antonio Márquez, quienes luego regresaron a Maracay. Después, le despintaron los escudos del fuselaje y quedaría como nave de museo.