Caterina Montiel Cuervo, zuliana de ascendencia mexicana vino a la procesión de la Divina Pastora y la caminó desde la avenida Los Leones hasta la Catedral, tomó fotos y escuchó historias sobre eventos milagrosos donde había participado la Virgen bajo la advocación de Pastora de almas.
Un relato le llamó la atención y lo colgó en las redes, el cual fue borrado por alguna razón a las dos horas pero que muchos, tuvimos tiempo de leer.
A la altura de la plaza Macario Yepez un grupo de damas hizo un corrillo para escuchar el cuento narrado por Victoria, señora de mediana edad, porte grueso sin ser gorda y de una voz serena y cautivadora. En la tarde del jueves 9 de Enero la noticia de la detención de María Corina Machado nos conmocionó a todos los vecinos de la cuadra y varias amigas decidimos invitar para un rosario en familia frente a la casa de Margarita, quien tiene un patio amplio delantero y es fácil acomodar sillas para unas 20 o 30 personas.
Nuestro ruego es que fuera liberada sana y salva y que se pudiera mantener como esperanza de toda esa gente sufrida que existe en Venezuela y que confía en ella como líder que encaminará a Venezuela por un camino de progreso donde puedan regresar los familiares que se han ido. La preocupación y la angustia se incrementó cuando alguien interrumpió el rezo y leyó un mensaje de Whatsapp donde se decía que a María Corina la habían ingresado herida de unos balazos a un hospital, ello produjo lágrimas y lamentos entre nosotras y con más ahínco continuamos con nuestras avemarías y los padre nuestro: Señor Jesucristo, tú que todo lo puedes cubre con tu sangre poderosa a María Corina Machado, que sea mentira que está herida y que los poderes del mundo se activen en su defensa y además demuestren que no estamos lidiando solos contra las calamidades que sufrimos en este país consagrado al cielo y la fe cristiana.
Terminando el segundo misterio se presentó una joven señora, vestida de falda azul y chaqueta blanca, de cara bondadosa y cabello negro hasta los hombros, se sentó sin decir nada y nos acompañó en el rosario.
Su camándula era de varios colores y por momentos ella la levantaba como si fuera un cáliz y recitaba unas palabras en murmullos que la mayoría de nosotros no lograba entender. De pronto vimos que de un pequeño bolsillo de su chaqueta sacó una carterita azul, más bien un estuche cuadradito de cuyo interior extrajo una pequeña foto que miraba con aire protector, como si estuviese viendo la imagen de un ser querido a quien deseaba proteger. Al mismo tiempo el estuche azul comenzó a iluminarse, como si fuera una lamparita de brillo sedoso. De pronto Lucía gritó: La largaron, está libre, Dios y la Virgen nos escucharon y ya está fuera de peligro, alabado sea el Señor, pero terminemos de rezar el rosario para que no le haya pasado nada, que esté libre y sana, fuera de toda amenaza contra su vida.
Había mucha alegría y agradecimiento y todas nos dábamos abrazos como si estuviésemos en misa en el saludo de la paz. En esos instantes nos dimos cuenta que la señora del estuche azul luminoso no estaba y ni siquiera nos enteramos cuando salió de la casa de Margarita, simplemente había desaparecido.
Rosa que no se había levantado de la silla tenía en sus manos la foto que estaba mirando la señora y todas nos acercamos a ella. Yo oí su ruego, lo hizo con voz bajita pero yo escuché y no sé qué pensar, porque al mismo tiempo que hacía el pedimento la carterita azul comenzó a brillar. Y que decía preguntamos todas. Hijo mío, divino fruto de mi vientre, mueve tu mano protectora para resguardar la vida y salud de esta persona que tú has investido como instrumento humano para la liberación de Venezuela de las cadenas del mal.
Aquí está la foto, María Corina vestida de indígena cruzando el Orinoco sobre una lancha, la misma foto que salió en El Impulso dentro de un artículo titulado María Corina Pachamama.
A todas nos entró una sensación de felicidad inmensa porque allí nos dimos cuenta que la Divina Pastora nos había hecho el milagro y aquí estamos todas para agradecer. Dios está con nosotros. La Divina Pastora nos protege y seremos salvados de la maldad.
Jorge Euclides Ramírez