Con un espíritu de gozo y profunda devoción, Barquisimeto abrió las puertas de la Catedral Metropolitana para recibir a la Divina Pastora en su visita número 167. Patrona sentimental de los larenses, tras peregrinar desde el pueblo de Santa Rosa, fue recibida con una solemne eucaristía que congregó a una multitud de feligreses provenientes de diversos rincones del país.
La celebración se impregnó de las palabras del Ángel Gabriel, resonando en los corazones de los presentes el saludo: «Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo». Este emotivo recibimiento marcó el inicio de una jornada dedicada a la reflexión, el agradecimiento y la renovación de la fe.
Agradecimiento por la Divina Pastora
La festividad de la Divina Pastora se centra en el agradecimiento a Dios por el don de esta figura mariana. Se reconoce la plenitud de gracia con la que el Señor la adornó desde su concepción, así como su fidelidad al misterio de la voluntad divina, que la llevó a ser la Madre de Jesús. Su misión en la Iglesia como madre e intercesora ante Cristo por cada uno de nosotros fue un tema central en la homilía.
La presencia masiva de hombres y mujeres en la eucaristía, provenientes de distintas partes de Venezuela, evidenció el papel de la Divina Pastora como intercesora de toda la Iglesia y abogada de los creyentes. Este encuentro multitudinario refuerza el sentimiento de unidad y la profunda devoción que inspira la imagen.
Esperanza y fervor
La palabra de Dios iluminó la celebración con un mensaje de esperanza y fortaleza. La primera lectura, extraída de las cartas de San Pablo, recordó a los presentes que «si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» y «¿quién podrá apartarnos del amor de Cristo?». Estas palabras resonaron con especial fuerza, recordando que incluso en las situaciones más difíciles, Dios permanece presente.
La visita 167 de la Divina Pastora a Barquisimeto se erige como un espacio de encuentro con la fe, un momento para agradecer los favores recibidos y renovar el compromiso con los valores cristianos. La multitudinaria asistencia y el fervor palpable demuestran la profunda huella que la Pastora de las Almas deja en el corazón de los venezolanos.