VIDEO | Viste de Nazareno desde hace 11 años y su Fe creció en la adversidad #14Ene

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En medio de la multitud que acompaña a la Divina Pastora en su tradicional procesión, encontramos el conmovedor testimonio de José Omar Pérez, un devoto barquisimetano cuya fe se ha fortalecido a través de duras pruebas. Su historia es un ejemplo de resiliencia y profunda conexión espiritual con la Virgen.

La promesa de José Omar a la Divina Pastora comenzó hace 11 años, cuando su madre sufrió una celulitis facial. «En menos de 20 días ya la Virgen había intercedido ante el Padre y mi mamá estuvo totalmente sana», relata con gratitud.

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A partir de ese momento, los favores continuaron, consolidando su devoción. Sin embargo, en 2017, un accidente automovilístico cambió su vida: «Comencé un proceso quirúrgico muy doloroso y tormentoso. Fueron aproximadamente 15 cirugías y lamentablemente perdí la vista«.

La pérdida de la vista, lejos de debilitar su fe, la fortaleció. «Tengo dos años que perdí la vista. Pensé que mi fe en algún momento se podía resquebrajar, aminorar, disminuir, pero todo lo contrario», afirma con convicción.

Testimonio de esperanza

José Omar ha convertido su experiencia en un testimonio de esperanza: «Mientras pueda seguir siendo por lo menos un humilde ejemplo a las personas de que la vida continúa, de que la vida puede seguir a pesar de la adversidad, de los obstáculos, de las vicisitudes, pues seguiré pagando esta promesa».

Para él, acompañar a la Divina Pastora no es un acto de penitencia o flagelo, sino un acto de profunda devoción: «Lo hago con la mayor devoción. De hecho, para mí es un acto de reflexión, de reencuentro conmigo mismo, de que puedo seguir adelante a pesar de que tengo capacidades visuales diferentes».

Gratitud y reflexión

En este recorrido, José Omar no está solo; lo acompañan sus tíos, un padrino, un primo y el resto de su familia. Su punto de partida es la intersección de la calle 47 con carrera 17, y lleva 12 años cumpliendo su promesa, dos de ellos desde que perdió la vista.

José Omar describe una «euforia de emociones», algo «inexplicable que no se puede describir con ninguna palabra». Recuerda que en el momento más difícil de su vida, «donde estuve más deprimido, ella siempre estuvo allí conmigo y es por ello que todos los días le doy las gracias por estar siempre llevándome de su mano, cubriéndome con su sagrado manto. Ese es el mensaje que le puedo dar a todas las personas que no confían: Dios está allí».

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Carmenmilagro Aulino
Carmenmilagro Aulino
Periodista en El Impulso desde 2023.

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