Para mí, la religión católica es la religión oficial de Venezuela, por lo tanto, llamo a meditar, reflexionando intensamente sobre los días aciagos que vivimos para que, ante la indescriptible incertidumbre que enfrentamos, acudamos a la mayor y mejor herramienta que conozco…
¡LA ORACIÓN!
«Dame un ejército que rece el rosario y conquistaré el mundo».
Juan de Austria.
La batalla de Lepanto, enfrentó a los turcos otomanos contra una coalición cristiana, llamada Liga Santa, integrada por el Papa Pio V El futuro de Europa se jugaba todas las fichas en un solo campo de batalla. Un ejército, compuesto en su mayoría por españoles, con don Juan de Austria a la cabeza y bajo el amparo del Papa Pio V; se dirigían al infierno turco para salvar su continente. El papa pidió que se rezara el Rosario. En aquella batalla se jugó mucho más que un territorio… se puso en jaque toda una cultura, una forma de ver el mundo, unos valores…
La derrota turca detuvo la expansión otomana en el Mediterráneo, así como también aseguró el dominio en Occidente y la confianza en el oeste de que los turcos, antes imparables, podían ser derrotados.
Cuenta una leyenda hecha historia que, Sir Winston Churchill, ante un ataque de los Nazis a Inglaterra, que sería indetenible, ante el inminente bombardeo a Londres, en cadena nacional de radio dijo a los ciudadanos…
«Que no tenía más armas que dar al pueblo que no fuera la oración».
Los ingleses se unieron en oración como si fuesen un sólo ser humano, entonces hubo una intensa tempestad precedida por una indescriptible neblina y…
¡Y LOS NAZIS YA JAMÁS PUDIERON REALIZAR EL PLANIFICADO BOMBARDEO A INGLATERRA!
«LA VERDADERA VIDA ESTÁ EN LA FE»
ES HORA DE ORAR.
Padre en el nombre de tu hijo amado Jesucristo, te entregamos a Venezuela y cada venezolano y extranjero que aquí vive, y a todos aquellos que han emigrado del país, para que tu Espíritu Santo tome el control pleno de su espíritu, alma y cuerpo, para que el actuar de cada uno de ellos sea conforme a tu voluntad, doblegamos al hombre fuerte, a todo espíritu de violencia y muerte en el poderoso nombre de Jesucristo. Y cubrimos cada rincón de nuestra patria, y cada ser humano con la Sangre del nuevo pacto Eterno.
Bendice y prepara el alumbramiento de la Nueva Venezuela, prepáranos para la restauración y el renacer de esta nación. Tú eres Dios y no mientes, cada una de las promesas que nos has dado se cumplirán y veremos tu Gloria en este país, y todas las naciones celebrarán de gozo por todo lo que Tu harás.
Dios establece tu Reino, Dominio y Señorío en cada hogar, en cada familia, en cada rincón de mi país.
Padre Celestial tú eres el mismo ayer, hoy y siempre haz como en el tiempo de Nehemías ayúdanos a reconstruir los muros de cada Ciudad, y de la Nación.
Ordena que vengan del Norte, del Sur, Del Este y del Oeste, todo lo que Venezuela necesita para su transformación.
Yo creo que, así como hiciste con la vida de Job, harás con mi nación. Y el estado postrero llegará a ser mucho mejor que el primero.
Todos los que aman a Venezuela vendrán como llegó la Reina de Saba al encuentro de Salomón, no con las manos vacías sino con la bendición en bienes y riquezas. Porque solo Tú eres Dios, Grande, Poderoso y Temible entre las naciones.
Que Todo el mundo Reconozca que Tú eres el Dios y El Señor de Venezuela. Que todos alaben y glorifiquen tu Santo Nombre por siempre. Por Jesucristo Tu Hijo que vive y reina por todos los siglos Amén.
Óyelo bien satanás en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, nosotros los Hijos del Dios Altísimo, nos levantaremos y edificaremos, porque tú no volverás a tener arte, ni parte en esta nueva nación.
Si ya oraste, es el momento de compartir esta oración para que otros oren y bendigan a Venezuela. Mientras más personas oren, más rápido veremos la gloria de Dios.
Un granito de oración por Venezuela será un lugar de peregrinación para el mundo entero.
CUANDO TE LLEGUE, DIVULGALO. PUEDE SER DECISIVO EN NUESTRO FUTURO. PROCLAMA A JESUCRISTO, CÓMO EL SEÑOR DE VENEZUELA.
Cuando la poderosísima Unión Soviética invadió el pequeño país de Finlandia, el papá del Misionero Eurico Bergsten que estaba sirviendo en Brasil, repetía sin cesar la oración: “DIOS SALVA A FINLANDIA”. Al despertar en la mañana, al tomar café, al almorzar, en todo momento, durante todo el día, él oraba y decía “DIOS SALVA A FINLANDIA”. Y el milagro sucedió. El poderoso enemigo fue derrotado y la Finlandia cristiana fue liberada.
Hagamos lo mismo por nuestra amada Venezuela.
Que nuestra ORACIÓN incesante, a partir de ahora, sea:
¡DIOS SALVA A VENEZUELA!
Al despertar, al tomar café, al desayunar, almorzar, o cenar, manejando, regando las matas o, al acostarnos; en todo momento de día y la noche, que ese Clamor esté en tu corazón y en tus labios:
¡DIOS SALVA A VENEZUELA!…
Y EL MILAGRO SUCEDERÁ
Maximiliano Pérez Apóstol
