Ni la lluvia persistente ni el frío pudieron disuadir a cerca de un millón de personas que se congregaron en Times Square, Nueva York, para presenciar el icónico descenso de la bola y dar la bienvenida al 2025. La multitud, vestida con impermeables y paraguas, vibró al unísono cuando, al filo de la medianoche, la esfera de cristal se apagó para dar paso a los brillantes números que anunciaban el nuevo año.
La celebración, que se extendió hasta pasada la medianoche, dejó a su paso miles de libras de confeti y una ciudad lista para un nuevo comienzo.
A pesar de las inclemencias del tiempo, la emblemática plaza neoyorquina se vio abarrotada por una multitud entusiasta, estimada en un millón de personas. Los asistentes, provenientes de diversas partes del mundo, demostraron su espíritu festivo y su determinación por vivir la experiencia única de recibir el año nuevo en Times Square.
Emoción al filo de la medianoche
La cuenta regresiva final fue el punto culminante de la noche. La tensión y la emoción se palpaban en el ambiente mientras la bola de cristal descendía lentamente. Al llegar a la base, las luces se apagaron y los números 2025 aparecieron, desatando una explosión de júbilo, abrazos y buenos deseos entre los presentes.
Operativo de limpieza récord
Una vez concluida la celebración, entró en acción un ejército de limpieza. Los «Strongest de Nueva York» se encargaron de recoger las más de tres mil libras de confeti que cubrían la plaza. El Departamento de Limpieza desplegó un equipo de más de 280 trabajadores que, según sus estimaciones, recogieron alrededor de 53 toneladas de escombros, una tarea titánica que permitió devolver rápidamente la normalidad a la zona.
La celebración de Año Nuevo en Times Square, edición 2025, demostró una vez más su poder de convocatoria, atrayendo a una multitud que no se dejó amedrentar por la lluvia. La emoción del descenso de la bola, la alegría compartida y el eficiente operativo de limpieza posterior consolidan este evento como un símbolo de esperanza y un nuevo comienzo. Más allá de las incomodidades propias de un evento multitudinario, la experiencia vivida en Times Square se convierte en un recuerdo imborrable para quienes deciden ser parte de esta tradición neoyorquina.