Una nueva tragedia ha sacudido las costas del Atlántico, donde al menos 70 migrantes perdieron la vida al naufragar una embarcación que intentaba alcanzar las Islas Canarias, según ha confirmado el Gobierno de Malí. Este suceso, ocurrido el pasado 27 de diciembre, ha vuelto a poner de manifiesto la peligrosidad de las rutas migratorias y la necesidad de abordar las causas profundas de la migración irregular.
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El jueves, en un comunicado, el ministro Mossa Ag Attaher anunció que el 19 de diciembre se hundió un barco de migrantes que se dirigía a España. “Al principio, había 80 migrantes a bordo, de los cuales sólo 11 sobrevivieron”, según el ministerio. Las autoridades malienses han identificado a nueve malienses entre los supervivientes y “entre las víctimas, lamentablemente, se ha identificado oficialmente a 25 jóvenes malienses”, añadió el ministro.
La ruta atlántica para los migrantes de África occidental a las Islas Canarias es una de las más mortales del mundo . Situado más cerca de África que la España continental, el archipiélago es visto por la mayoría como un paso hacia la Europa continental. Muchos de los que hacen el viaje provienen de Mali, Senegal , Mauritania y otros países de África occidental, en busca de mejores oportunidades laborales en el extranjero o huyendo de la violencia y la inestabilidad política.
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Varias de las víctimas malienses son de la región de Kayes, en el oeste del país, según Doulaye Keita, asesor del ministerio. “Entre los 25 malienses muertos, hay 8 malienses de mi comuna”, dijo a The Associated Press Mamadou Siby, alcalde de la comuna de Marena, en la región de Kayes.
“Estos jóvenes muertos abandonaron mi comuna hace siete meses para trabajar en la industria de la construcción en Mauritania. Desafortunadamente, estaban en contacto con sus amigos en Europa y América, quienes los animaron a venir a estos países y, en la mayoría de los casos, emprendieron el peligroso viaje sin siquiera informar a sus familias en sus países de origen”.