Como consecuencia de las elevadas importaciones de maíz que se realizaron este año, más de 900 mil toneladas de la producción nacional, están sin colocar, por cuanto se permitió la traída de maíz del exterior en medio de la plena cosecha nacional del rubro.
Esta situación, que afecta seriamente a la agricultura nacional, pudiera producir cuantiosas pérdidas a los productores, ya que producir una hectárea de maíz tiene un costo estimado de US$ 1.600 y si no pueden colocar el producto, las pérdidas serían cuantiosas, igual si tienen que venderlo a un precio menor para no perderlo.
Para complicar la situación, el precio ha estado a la baja en los últimos años dando muy poca rentabilidad a los productores, además esto golpea su flujo de caja, por lo que algunos deciden dedicarse a otros cultivos, además de la descapitalización que esto implica.
Si bien las importaciones son necesarias, siempre se ha planteado el contigentamiento, es decir importar lo que hace falta para satisfacer la producción nacional; sin embargo , realizan las importaciones en plena cosecha para tumbar el precio al productor nacional, siendo esta estrategia la que ha alimentado en los últimos años la guerra de las harinas de maíz por parte de la agroindustria.
Lo cierto es que en los actuales momentos, los productores de maíz tienen 900 toneladas de maíz sin vender, y la preocupación que existe, es generalizada.
Ante esta recurrente situación, es por lo que Fedeagro ha venido insistiendo desde hace varios años, en la implementación de la siembra por contrato entre los productores y la agroindustria, fórmula que le permitiría poner fin a que esta situación de repitiera, por que estaría garantizada la colocación de la cosecha