Sí, cuando pasa el mes de Diciembre. Especialmente el 24 y 25 que son los días cuando la tradición dice que nace el niño Jesús, todo vuelve a la “normalidad”. Decimos ¡Adiós Navidad! Y volvemos a la rutina de todos los días. Las promesas de ser mejores, de perdonar y olvidar la afrenta que nos hicieron, la buena voluntad de ayudar más al necesitado y la confianza de erradicar de nosotros el mal carácter, los vicios y adicciones que podamos tener y que acaban con nuestra salud desaparecen. Y la razón de ello es simplemente porque lo que más nos gusta de la navidad es la “gozadera” pero no queremos saber nada de la NATIVIDAD donde está la esencia de ser cristiano. Esto es el nacimiento de nuestro Salvador y Redentor Jesucristo.
El mundo de la cristiandad no entiende y parece no querer entender lo que es la verdadera navidad. Olvidan, obvian y hasta les fastidia que se le explique que Navidad vienen de Natividad. La natividad es la base de la festividad cristiana de Navidad que tiene el día 25 de Diciembre como fecha referencial. La verdad no estoy muy seguro que esta tradición ayude a darle la valoración que tiene el nacimiento, la cruenta, cruel muerte del Salvador Jesucristo. “Natividad” a pesar de ser una palabra muy sencilla que viene del griego “Nativitas”: Nacimiento. Creo que impulsó la idea de la Navidad. Pero no es un simple y común nacimiento. Se trata del nacimiento del Dios Eterno, quien se humanó en la personita del niño Jesús, como única alternativa para restaurar lo que se había perdido con la entrada del pecado. Esa es la verdad, quien nació es la encarnación del Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, suyo y mío.
Concluimos entonces que la Navidad no es una época del año, ni un mes y menos un día. La Navidad es la vida misma. Es el nacimiento del niño Dios que creció como humano para dar su vida, derramar su sangre, sufrir lo indecible para morir por sus culpas y las mías. Por nuestros pecados, y darnos la salvación y la vida eterna. Navidad es y debe ser una vida de entrega total a la voluntad del niño Dios que creció y cumplió con el ministerio que el Padre le encargó y que se encuentra escrita en La Biblia que tenemos en casa. Que nació, creció, murió, resucitó y ahora está como nuestro abogado intercesor, anteponiendo su sangre, ante el padre, para perdón de nuestros pecados.
La verdadera navidad se fundamenta en vivir agradecido por todo lo que Dios nos ha dado incluyendo su muerte vicaria para darnos Salvación. Es vivir, olvidando lo que hemos hecho por los demás y recordar lo que otros han hecho por nosotros. Es, cuando Ud. se encuentra frustrado por cuanto no tiene lo que anhela, entonces mira a su alrededor y ve multitudes que no tienen ni una cuarta parte de lo Ud. sí tiene. Gente a su alrededor que no ven, que no caminan, que viven en un hospital con un familiar muy querido enfermo.
Alfredo Campechano lo expone así. “NAVIDAD es… cuando te metes en problemas y cavas tu dolor con tenacidad y porfía, ahí también está El, velando en tu derrota y esperando confiado a que decidas que ya es suficiente seguir bregando la vida por atajos solitarios. En todo instante, en el aura y en la voz, en la época de verano y en la fría noche lluviosa. En la algarabía de la niñez y en la quietud de la ancianidad. En la turbulenta e impetuosa adolescencia y en la placidez de la edad madura. En todo momento un compañero invisible camina a tu lado, sin forzarte, … sin querer que sientas obligación alguna. Camina a tu lado en silencio, esperando una oportunidad para demostrarte que tú, a sus ojos, eres único o única. Maravillosamente especial. La más bella presea de su tesoro, que compró con su sangre, cuando nació, creció y murió en la cruz del calvario para morir ti y por Mi”.
¡Hasta el próximo artículo, Dios mediante!
William Amaro Gutiérrez