El político opositor venezolano Leopoldo López expresó su rotunda inconformidad tras conocer que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reveló este lunes que enviará una representación de su gobierno a la investidura de Nicolás Maduro, programada para el próximo 10 de enero. López utilizó su cuenta en la red social X para arremeter contra la decisión, calificándola de “terrible” y criticando abiertamente el acercamiento de Sheinbaum con Maduro.
En un mensaje contundente, López escribió: “TERRIBLE posicionamiento de la presidenta Claudia de México. Se está arrimando a un dictador que tiene miles de presos políticos, está investigado por la CPI y la ONU por cometer crímenes de lesa humanidad (es decir: desapariciones forzadas, torturas, violaciones, asesinatos por razones políticas)”. Para López, la postura de Sheinbaum refleja una peligrosa ideología que, según él, nubla la visión de la presidenta mexicana, quien parece respaldar a Maduro simplemente porque el mandatario venezolano se autodenomina de izquierda y progresista, algo que el opositor venezolano refutó tajantemente.
El exalcalde de Chacao consideró, además, que esta decisión podría estar vinculada a posibles intereses compartidos entre Maduro y los narcotraficantes mexicanos, una conexión que, según él, el gobierno mexicano debería evaluar detenidamente.
Reacción de Sheinbaum
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, explicó en su rueda de prensa matutina que, en lugar de asistir personalmente a la toma de posesión de Nicolás Maduro, enviará una representación del gobierno mexicano o, en su defecto, el embajador de México en Venezuela, Leopoldo de Gyves, quien se encuentra en el país sudamericano. En cuanto a su participación en la investidura de Donald Trump en Estados Unidos, Sheinbaum aclaró que aún no se han recibido invitaciones para la ceremonia de toma de posesión del presidente estadounidense, programada también para el 10 de enero.
La postura de Sheinbaum ha sido criticada por diversos sectores de la oposición en Venezuela, que rechazan la reelección de Maduro, considerada por muchos como un proceso fraudulento. En este contexto, la presidenta mexicana había señalado previamente, el 13 de diciembre, que no había recibido invitación formal para asistir al evento en Caracas, pero que su gobierno adoptaría una postura “imparcial” sobre la crisis poselectoral venezolana, a diferencia de países como Colombia y Brasil, que han adoptado posturas más críticas hacia Maduro.
