Las acciones que fueron aprobadas en la última Asamblea Anual de Fedeagro, con la finalidad de superar los obstáculos que impiden el crecimiento de la producción nacional de alimentos, no se han cumplido, por cuanto los productores agrícolas se sienten solos y cuentan solamente con su propio esfuerzo.
La crisis de financiamiento, como consecuencia de la política de encaje del Banco Central de Venezuela, que ha reducido el crédito bancario a su mínima expresión, el problema de la escasez de combustible para preparar la siembra y mover las cosechas; las deficiencias de los principales servicios públicos como electricidad, agua potable, vialidad, persisten y algunos se han agudizado. El Estadio destina millones de toneladas para la importación de alimentos, recursos que podrían ser utilizados para impulsar la producción nacional, sin embargo el incremento de esta se debe al esfuerzo y al pulmón de los propios agricultoras.
El campo necesita en estos momentos más de 1.600 tractores que tienen un costo cercano a los 180 millones de dólares; unas 1.000 cosechadoras que tienen un valor cercano a los 250 millones de dólares y así con el resto de las maquinarias que no pueden adquirir por la falta de financiamiento.
Las importaciones de alimentos que realiza el Estado, implica el sacrificio de por lo menos 600 mil puestos de trabajo, entre directos e indirectos en Venezuela.
Celson Fantinel, presidente de Fedeagro, estima que en estos momentos el área de siembra nacional, no llega al millón 250 mil hectáreas, y ratifica que se requiere de una inversión de US$ 1,500 millones anuales, durante los próximos cinco años, para dinamizar al sector y alcanzar un área de siembra de 2.5 millones de hectáreas y así garantizar la soberanía agroalimentaria de Venezuela.
Explicó, por ejemplo el caso de la caña de azúcar que pudiera llegar a las 5 millones de toneladas en julio, cuando cierre la central La Pastora, en Carora y confían tener suficiente gasoil para que no se quede la cosecha de caña de azúcar diferida.
La lucha continúa
Estima que para crecer al ritmo necesario y autosostenible, continuarán atacando, solo con el apoyo de los gremios, entre otros, los siguientes temas:
La descapitalización de los agricultores como consecuencia del incremento de los costos de producción, el decrecimiento de la productividad (impactada por el clima) y de los precios a nivel del productor. Insistimos nuevamente en la agricultura de contrato y acuerdos de competitividad de las cadenas agroalimentarias.
- Las restricciones crediticias del sistema financiero, producto de la política de encaje legal en el BCV. Entiéndase es imposible crecer sin apoyo crediticio, la descapitalización apuntada anteriormente conspira contra el autofinanciamiento
- El crítico y recurrente desabastecimiento de combustible
- La competencia de importaciones libres de aranceles e impuestos y el contrabando.
- La contracción del consumo en alimentos claves en la dieta y de importancia sustantiva en regiones y ejes productivos
- La falta de incentivos a la producción agrícola, la protección ambiental, la innovación tecnológica y la sustentabilidad.
- El agotamiento del parque de maquinaria, equipos e implementos agrícolas. (con el parque actual poco se puede crecer).
- La inseguridad de bienes y personas, la vialidad agrícola, el suministro eléctrico y los servicios públicos del sector rural; a pesar de ser aspectos de orden estructural deben abordarse igualmente en el corto plazo.
Insiste el líder de los agricultores, como lo es Celso Fantinel, que los agricultores continuarán impulsando la producción nacional, con su propio esfuerzo y gracias a esto están obteniendo buenas cosechas de alimentos para los venezolanos, pero están conscientes que están solos en esta batalla.