El hampa definitivamente no conoce de límites ni respeta uniformes de los cuerpos de seguridad. Los antisociales siguen actuando a sus anchas y no les importa arrebatarle la vida a cualquier persona, así sea funcionario del orden público que porte una pistola.
Jesús Ramón Vargas Ortiz, de 36 años, adscrito al Cuerpo de Policía del estado Lara, tenía década y media en la institución y desde hace tres años lo asignaron al ambulatorio del Instituto Venezo-lano del Seguro Social, en la carrera 1 con calle 6 de barrio Unión.
Este viernes entre las 6 y 6:30 de la tarde salió un rato del centro de salud donde prestaba guardia 24 por 24, para comerse un perro caliente.
Mientras el uniformado estaba esperando la preparación de la comida rápida a pocos metros del Seguro Social, se le acercó un sujeto joven y le disparó en la región occipital, sin salida.
A su hermano José Gregorio Ortiz, algunos testigos le comentaron que dos muchachos llegaron en una moto y sin mediar palabras, uno le disparó a quemarropa y luego que el policía cayera al piso lo remataron con otro tiro en el cuerpo para luego despojarlo de su arma de reglamento, una pistola Pietro Beretta y su chaleco antibala.
Una vez cometido el crimen y robo, los victimarios huyeron en la moto vía a barrio Unión.
Vargas Ortiz, fue auxiliado y trasladado rápidamente en una ambulancia del Seguro Social a la emergencia del hospital Antonio María Pineda, pero su estado era delicado.
A pesar de los esfuerzos de los médicos dejó de existir a las 11 y 30 de la noche, mientras lo estaban interviniendo quirúrgicamente.
El funcionario residía en una invasión ubicada al lado de la urbanización Yucatán, al norte barquisimetano y siempre estaba muy pendiente de sus descendientes.
Era el menor de siete hermanos y su familia lo reconoce como un hombre tranquilo, de buen humor y sencillo. No estaba casado pero deja huérfanos a tres hijos, dos hembras y un varón de 18, 9 y 7 años, respectivamente.
Fotos: Edickson Durán