El tiempo nunca transcurre sin dejar huellas, ni espera un momento para marcar legados y no mueren los segundos de aquellos instantes que en algún momento sintió el corazón y contemplaron nuestros ojos. Todos los recuerdos hoy serán lamentos porque ya no se puede devolver el tiempo para vivirlo de nuevo y será el eco de aquellos pensamientos que hoy se pierden en el centro de las ilusiones y vagaran en el eterno sueño que nunca se hizo realidad. Una nostalgia llega a tu alma para que sientas la inexplicable sensación que hoy te produce el fluir de las lágrimas de la tristeza que actualmente te gritan que te cuides de la soledad que te acompaña y te demuestra que hay un vacío muy profundo pero que espera con muchas esperanzas que sea llenado nuevamente..
Canta la melodía una canción que tiene un estrofa como esa ranchera «Triste Recuerdo» que cantó el gran cantante azteca Antonio Aguilar que dice al inicio: «El tiempo pasa y no se puede olvidar» y esa canción es inédita para ese corazón que la admiró y la convirtió en un ícono del alma y una leyenda viviente en el sentir del corazón. La letra es de un autor anónimo o sea una composición de alguien desconocido y arreglada por el fantasma de la noche y se manifiesta en el sufrimiento de un recuerdo inolvidable y añorado. Suena la melodía acústica por el sonido sereno que viaja en el silencio del abrir y cerrar los ojos que buscan en cada parpadeo un tema para expresar su dolor. La orquesta toca la música con la partitura escrita en el pentagrama con los instrumentos de aquellos acontecimientos que marcaron un precedente y un impacto en un sentir trascendental que solo pudo ser expresado por la mano de la espiritualidad unida a la fé de lo que hoy se espera.
La partitura solo dejó ver un orden de sentimientos en cada estrofa y en cada nota expresada para el público que creyó que el mundo era puro y limpio de toda maldad. Las lecciones del pasado, hoy se escriben como ese aprendizaje que dejó el sufrir, como ese golpe duro y bajo que te dió la traición y como ese dolor eterno que produce el engaño- Las lecciones del pasado hoy te dice que la confianza no es segura, que la sinceridad no se hace porque nace y se lleva dentro del corazón, que la lealtad es una bendición de Dios y que solamente tú puedes decidir si la guardas en tu corazón humildemente, porque la humildad es un Don Divino para ser amado y respetado siempre. La mayor bendición de Dios para tí es la sinceridad y la fé que te harán recordar y aprender los millones de lecciones que te dará la vida. Procura siempre rodearte de personas interesantes y no de personas interesadas. Nunca olvides estas palabras que te las dice un filósofo.
Profesor José Luis Mogollón