«Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará» Mateo 24:12.
Los artículos de opinión son eso. De opinión. Y la reacción de cada lector ante dichas opiniones puede ser variada. Algunos aprendemos, otros lo pasan, hay quien se enoja y pocos, muy pocos tienen palabras de reconocimiento para quien escribe. Sin embargo, cuando vertemos lo nuestro, sabemos que el lector se fortalece en la fe, por la combinación que encuentra entre lo bíblico, lo espiritual, con lo histórico. Lo cual nos anima a seguir opinando. Incluso tenemos casos que preguntan si podemos profundizar más en el tema.
Hoy, y probablemente lo que resta del mes de Diciembre seguiremos opinando acerca de la Navidad. Por cuanto es un tema que no solo es considerado por religiosos, damas o niños, sino por personajes con una trayectoria intelectual de gran relevancia en el mundo. Por su modo de vida, así como también por sus convicciones políticas e ideológicas. Para nosotros, quienes exaltamos el Nombre de DIOS en estas navidades. Y para beneficio cultural y espiritual de nuestros amados lectores, nos es propicio traer la opinión del Premio Nobel de Literatura GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ acerca de estas festividades decembrinas. Es menester aclarar que presentar sus opiniones al respecto, viene a corroborar una triste realidad inocultable a los ojos de Dios y de nosotros mismos. Lo que nos mueve a reflexionar acerca de sus opiniones es que puede sensibilizarnos a valorar el verdadero sentido de la navidad. Acercarnos más al hacedor, al creador, a quien murió por ti y por mí en la cruz del calvario para perdón de nuestros pecados. A nuestro Señor Jesucristo, objeto principal de la Navidad, por cuanto ÉL es la Navidad.
Estoy absolutamente convencido que la frase bíblica que encabeza este escrito está más vigente que nunca. “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará» Mateo 24:12. Para mí, Gabriel García Márquez parafrasea la Santa Palabra con su escrito. “Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tanto estruendo de cornetas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David. 954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo. Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social ”NAVIDADES SINIESTRAS». Gabriel García Márquez.
Esta pieza de fina escritura literaria quiere llevarnos, en mi humilde opinión, al conocimiento del Dios verdadero, asunto que el enemigo de Dios lo hace más difícil para que la humanidad no lo encuentre y se pierda irremediablemente. Con toda sinceridad digo, que en este escrito a pesar de ser frontal y feroz, no percibo ferocidad en él, sino más bien un llamado, un clamor y una súplica para que el hombre tome el camino que debe ser. Que llene su corazón de la esencia de una verdadera Navidad. Que rompa esos patrones mercantilistas, individualistas, materialistas e hipócritas y se incline de manera sincera hacia lo que es la Navidad: Cristo Jesús y su EVANGELIO.
¡Hasta el próximo ARTÍCULO DIOS MEDIANTE!
William Amaro Gutiérrez