Desde 1956, cuando se hizo la primera estadística sobre agricultura en Venezuela, no se ha incrementado el área de cultivos, que es de 30 millones de hectáreas. Este detalle, muy significativo, que destaca el doctor Jesús Alberto Jiménez Peraza, profesional del Derecho e investigador del tema, especialmente en el aspecto jurídico, demuestra que esa actividad se ha mantenido relegada, claro está porque el Estado ha estado interesado en el rubro más importante de la economía, como es el petróleo.
Pero, como ya la industria petrolera se vino abajo, ahora el Estado anda viendo qué puede hacer para conseguir recursos que le permita cubrir los enormes gastos de la administración pública y cree que podría echar mano a la explotación del gas, tomando en consideración que tiene grandes reservas en el subsuelo, declara Lorenzo Monasterios, agrotécnico y presidente de Un Nuevo Tiempo, entrevistado por separado del doctor Jiménez Peraza.
La agricultura sostuvo a Venezuela en los primeros siglos de su existencia, primero con el cacao y luego con el café, y al aparecer el petróleo se relegó la actividad; pero, lo peor es que en los últimos veinticinco años, el gobierno se ha desentendido y, prácticamente, la abandonó al punto que eliminó los bancos que apoyaban financieramente al sector, acabó con la empresa que proporcionaba asistencia a los productores y hasta convirtió en un cascarón al Ministerio de Agricultura y Cría, al cual le dio otra denominación.
Los agricultores y criadores del país están totalmente desasistidos y, en consecuencia, existe la actividad agropecuaria, gracias al esfuerzo, dedicación y vocación de trabajo de quienes viven en el campo, asienta.Cuando llegan las lluvias, generalmente, son muchos los que pierden las cosechas porque el agua arrasa los sembradíos y los afectados no tienen a quién recurrir, porque se encuentran desprotegidos, se lamentó Monasterios. En el país existen condiciones para producir más y no vivir con las importaciones, además del contrabando de frutos que se dan en diversas regiones de Venezuela. Pero, los productores viven en riesgo de pérdidas.
Cuando se le pregunta al doctor Jiménez Peraza, ¿por qué no ha sido posible lograr un seguro para las cosechas?, su respuesta no se deja esperar: Desde hace mucho tiempo existe la aspiración de la gente del sector agropecuario de contar con ese beneficio, pero nunca se ha logrado. Fundamentalmente, por razones económicas, explica. Como es riesgoso, eso lo hace costoso. Implica también que, además de los interesados, haya un apoyo gubernamental, que no se ha conseguido nunca.
Aquí se ha hablado mucho de eso, pero no se llega a hacer realidad, comenta. Hay muchos factores que hacen encarecer una prima de seguros, como las mismas condiciones del terreno porque a veces se siembra en sitios que no son apropiados. Fue entonces cuando refirió que en 1956 se hizo la primera estadística de la superficie apta para cultivos en Venezuela, siendo determinada en esa época la existencia de 30 millones de hectáreas y, tras 68 años, tenemos la misma cantidad.
Pero, también no se puede obviar que muchas veces se ha venido sembrando en sitios no apropiados y cuando se hace eso son inevitables los desastres para los agricultores. A éstos, no sólo les ha afectado la falta de asistencia técnica y financiera, sino que también han sido perjudicados por la comercialización de sus productos.
Debería existir una política del Estado para compensar a los productores, porque los costos son muy altos para poder producir lo que se puede hasta ahora, dice. Los costos durante todo el proceso de producción son muy elevados, y, entonces, si se produce mucho de un rubro determinado, baja el precio. Muchas veces no da para compensarlos. Eso se pudiera hacer a través de seguros, pero éstos no existen.