La ex primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, designada como la próxima alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Seguridad, presentó este martes en el Parlamento Europeo su visión para abordar los desafíos geopolíticos de América Latina y el Caribe.
En una audiencia para refrendar su nombramiento, Kallas destacó la importancia de mantener el apoyo a la sociedad civil en Venezuela y de reforzar los lazos diplomáticos con los países de la región frente a los intereses de potencias como Rusia y China.
Durante su intervención, Kallas hizo hincapié en el deterioro del espacio democrático en Venezuela, especialmente tras las recientes elecciones del 28 de julio, en las que señala que Nicolás Maduro se autoproclamó ganador sin proporcionar las actas correspondientes.
«Claramente, el espacio democrático en Venezuela se está reduciendo, y no hay pruebas de los resultados de las elecciones», afirmó la futura alta representante de la UE, subrayando que el respaldo a la sociedad civil en el país suramericano es esencial.
A este respecto, Kallas se mostró optimista sobre el papel de la Unión Europea, al asegurar que uno de los caminos más efectivos para actuar es «apoyar a la sociedad civil» y colaborar estrechamente con los países de América Latina, particularmente con socios clave como Brasil y Argentina. «Tenemos que trabajar con nuestros socios regionales para enfrentar esta situación», declaró, reforzando el compromiso de la UE en la defensa de los derechos humanos en la región.
Uno de los puntos clave de su intervención fue la próxima cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebrará en Colombia en 2025. En ese encuentro, se espera avanzar en las discusiones sobre cómo fortalecer las asociaciones integrales entre la UE y los países latinoamericanos, promoviendo una cooperación más estrecha en áreas como el comercio, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
«Debemos invertir más en nuestra asociación con América Latina», afirmó Kallas, reconociendo que, a pesar de los avances de otros actores, la UE sigue siendo un socio estratégico fundamental para la región. Esta visión, basada en una cooperación más dinámica y el fortalecimiento de los valores comunes, será central en su mandato como alta representante de la UE.