Una campaña presidencial marcada por el tumulto y la discordia se acerca a su fin en el día de la elección, mientras los estadounidenses deciden si llevan a Donald Trump de vuelta en la Casa Blanca o si elevan a Kamala Harris al Despacho Oval.
Las urnas se abrieron en todo el país el martes por la mañana, mientras los votantes enfrentaban una difícil elección entre dos candidatos que han ofrecido temperamentos y visiones completamente distintos para la economía más grande y la potencia militar dominante del planeta.
Harris, la vicepresidenta demócrata, sería la primera presidenta mujer si es elegida. Ha prometido trabajar con ambos partidos para abordar las preocupaciones económicas y otros temas, sin desviarse radicalmente del rumbo establecido por el presidente Joe Biden. Trump, el expresidente republicano, ha prometido reemplazar a miles de trabajadores federales por elementos leales a él, imponer extensos aranceles a aliados y enemigos por igual, y llevar a cabo la operación de deportación más grande en la historia de Estados Unidos.
Ambos candidatos pasaron las últimas horas de la campaña en Pensilvania, el estado más disputado. Intentaban alentar a sus bases, así como a los estadounidenses que aún estaban indecisos o que debatían si votar o no.
“Es importante, es mi deber cívico y es importante que vote, por mí mismo y por la democracia y el país al que he apoyado durante 22 años de mi vida”, dijo Ron Kessler, de 54 años, un veterano de la Fuerza Aérea de Pensilvania que dijo que esta es la segunda vez que vota.
Harris y Trump llegaron al día de las elecciones centrados en siete estados en disputa, en cinco de los cuales, Trump ganó en 2016 antes de que se inclinaran por Biden en 2020: el llamado “muro azul” compuesto por Pensilvania, Michigan y Wisconsin, así como Arizona y Georgia. Nevada y Carolina del Norte, donde demócratas y republicanos ganaron respectivamente en las últimas dos elecciones, también estaban muy disputados.
Lo cerrado de la contienda y el número de estados en juego aumentaron la probabilidad de que, una vez más, no se conozca un vencedor en la noche de las elecciones. Hubo un primer presagio en el poblado de Dixville Notch en Nueva Hampshire, que por tradición vota después de la medianoche del día de las elecciones. Dixville Notch se dividió entre Trump y Harris, con tres votos para cada uno.
En la contienda presidencial de 2020, pasaron cuatro días antes de que se declarara un ganador. Sin embargo, Trump ha afirmado sin fundamento que, si perdía, sería debido a un fraude. El equipo de campaña de Harris se preparaba para que el expresidente intentara declarar su victoria antes de que se conociera un ganador el martes por la noche o pretendiera impugnar el resultado si ella gana. Hace cuatro años, Trump puso en marcha una campaña para anular la voluntad de los votantes que terminó en la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos.
Trump planea votar en su estado adoptivo de Florida el martes, y pasar el día en su finca de Mar-a-Lago antes de asistir a una fiesta en un centro de convenciones cercano. Harris ya votó por correo en California, su estado natal. Ella estará en una fiesta de observación en su alma mater, la Universidad Howard en Washington.
Cada candidato llevaría al país a un nuevo terreno
Harris, de 60 años, sería la primera mujer, la primera mujer negra y la primera persona de ascendencia surasiática en ocupar el máximo cargo. También sería la primera vicepresidenta en ejercicio en ganar la Casa Blanca en 32 años.
Su victoria coronaría una campaña vertiginosa como ninguna otra en la historia estadounidense. Harris ascendió a la cima de la candidatura demócrata hace menos de cuatro meses, después de que Biden, enfrentando una enorme presión de su partido tras un desastroso desempeño en un debate, pusiera fin a su candidatura a la reelección.
Trump, de 78 años, sería el presidente de mayor edad jamás elegido. También sería el primer presidente derrotado en 132 años en ganar otro mandato en la Casa Blanca, y la primera persona condenada por un delito grave en ocupar el Despacho Oval.
Tras dejar Washington y ser abandonado por algunos de sus aliados después del 6 de enero, Trump derrotó a rivales más jóvenes en las primarias republicanas y consolidó el apoyo de aliados de larga data y duros críticos dentro de su partido. Sobrevivió por milímetros a un intento de asesinato en un mitin en julio. Agentes del Servicio Secreto frustraron un segundo intento en septiembre.
Una victoria de Trump confirmaría que un número suficiente de votantes no hizo caso a las advertencias de muchos de los exasesores de Trump o que, en cambio, dio prioridad a las preocupaciones sobre la economía o la frontera entre Estados Unidos y México por parte del gobierno de Biden y Harris.