Espalda es la parte posterior del cuerpo humano, desde los hombros hasta la cintura. Parte de atrás. También, se le conoce como dorso, lomo, reverso. Ahora bien, cuando a una persona, víctima de un hecho, se le violan todos sus derechos, decimos popularmente, la justicia me dio la espalda.
Es decir, predomina, prevalece, reina, domina, manda la impunidad. Entendiendo como impunidad, «la falta de castigo». Lamentablemente, por este tipo de situación, han pasado muchos venezolanos. Y lo más desagradable preocupante, es que nadie está a salvo de caer en una situación molesta, incómoda, fastidiosa, enojosa, irritante, enfadosa e insoportable, en la vida e ir a buscar «ayuda a nuestra justicia».
Ante todo lo planteado, sólo me resta tomar como ejemplo, a un venezolano, a un hijo de esta patria de Bolívar, a un ejemplo de excelente hijo y padre, a un símbolo de la injusticia y la impunidad presente en Venezuela, me refiero al joven David Antonio Rodríguez, de cuya historia todos conocemos, porque, lo ha manifestado, a través, de diferentes medios de comunicación, por supuesto, incluyendo, nuestro prestigioso diario EL IMPULSO, decano de la prensa nacional. Lo increíble, es que este hecho, muy lamentable, sucedió en el año 2003, y hasta ahora no hay justicia.
Menos mal, que el victimario está plenamente identificado, con nombre y apellido, porque de lo contrario, no existiera ningún tipo de esperanza. Por esta razón, es que todos debemos exigirle al gobierno nacional, un cambio, una modificación, una rectificación, una reforma de la justicia en Venezuela, porque la actual, no sirve para nada.
Otros pensarán que si sirve, pero, para la gente que defiende este gobierno, para tapar la corrupción y la impunidad.
Continuando, debo decir que, los integrantes de Comité de Víctimas contra la Impunidad y el Frente Argimiro Gabaldón, han hecho un buen trabajo y con eficiencia. Por David Rodríguez, por Mijail Martínez, por Jacinto Elías López, por el joven Juan Carlos Mellizo, entre otros huérfanos de justicia, ayúdenlos, tiéndales la mano piadosa y llena de esperanza, por el bienestar de todos.
En conclusión, debemos tratar que la justicia venezolana le dé el frente, la cara a muchas víctimas, que se sienten desamparadas. Bolívar, dijo:»Ser respetados es más que ser libres».
