Parafraseos
[email protected]
@Parafraseos
•Al presidente de la república queremos recordarle, por si acaso su estatura lo confunde, que la inteligencia humana se mide de la cabeza hacia arriba
•Un micrófono sirve para muchas cosas. También sirve para hablar
•“No hay político en la India lo suficientemente atrevido para explicarle a las masas que las vacas pueden ser comidas”. Indira Ghandi. En Venezuela, de seguir como vamos, no habrá la posibilidad de explicarle a las masas que el trabajo tesonero y constante, y no migajas misioneras, sacarán a este país de su miseria
•Por los vientos socialistas que soplan, hasta el derecho al pataleo será expropiado de manera irreversible. Usted me agrede pero yo soy el culpable. ¿Verdad, ministra Varela?
•Parece que Tascón con su listado dejó su legado. El ministro del trabajo le dio empleo
•No es de extrañar que ahora Giordani se la mente a Merente. La queja será su nueva divisa
•La arrogancia no permite la autocrítica, pues ella se mira al espejo y no se ve
•En el gobierno no hay disposición de diálogo sino de monólogo. Un monólogo muy aburrido, por cierto. No creo que venga de los monos porque ellos son graciosos
•“Pueden acudir a los organismos competentes”. Esa frasecita le hierve a uno la sangre. ¿Cuáles organismos?, se pregunta uno. Y uno mismo se da la respuesta: ninguno
•Un hijo abandonará la senda del fracaso el mismo momento en que deje de culpar a sus padres por sus caídas
•María Corina las tiene bien puestas. Debería prestárselas a algunos de sus colegas
•Una manera de hacer las cosas mejor es pensar que no las estamos haciendo tan bien
•Sandrita Oblitas, me parece bonita, pero sólo por fuerita
•Vivir solamente por vivir es vivir egoístamente. Siempre hay algo en qué ayudar a otros
•Antes la gente humilde iba a Caracas a comprarse ropa, zapatos, y otros artículos parecidos para ahorrarse unos churupos. Ahora lo hace para enviarle a sus familiares del interior la harina pan, el papel tualé, la margarina, y otros rubros tan desaparecidos como voto opositor. No quiero ni pensar que tengamos que viajar al exterior para traer a Caracas, y luego llevar al interior, una maleta con harina, con arroz, con azúcar, y manteca
•Así como las damas de rojo del CNE hablan de “resultados irreversibles”, también es irreversible la decisión de los venezolanos opositores de defender su voto. Da gusto leer lo reportado por el periodista Javier Vargas de El Impulso (24-04-13) al entrevistar a los heridos en concentración del CNE el 15 de abril
•¡Qué cosa más curiosa! la gente que come a la carrera generalmente no hace ejercicios
•Ahora resulta que Boconó pertenece al estado Lara. Yo me opongo, por ejemplo a que a mi Aguada Grande me la pasen para Portuguesa. Siempre ha estado en el mismo lugar
•Me voy de anécdota para otro estado. En mis tiempos de adolescente, yo tuve la oportunidad de viajar por el occidente del país gracias a que mi hermano mayor trabajaba como agente vendedor y me contrataba durante vacaciones como su flamante ayudante sin sueldo. Uno de los tantos pueblos que conocí fue el bello pueblo de Chejendé en el estado Trujillo. Recuerdo que almorzábamos en un restaurante pequeñito pero muy aseado y de exquisita comida. El único problema era que la cantidad de comida servida hacia juego con el tamaño del restaurante y uno quedaba…igualiito. Un día, conversando con uno de los pulperos -cliente nuestro- nos pregunta el hombre: “¿Y dónde almuerzan ustedes?”. Como nunca hemos sido escaparate de nadie, le echamos el cuento. Y terminamos con la frase: “Ojalá que Dios haga un milagro y la señora aumente las raciones. Queremos seguir comiendo allá” Un mes después regresamos a Chejendé y Dios parece que oyó nuestras quejas porque la comida pasó de francesa (por lo poquito) a colombiana(por lo abundante) ¿Milagro divino? Ni tanto. Resulta que el pulpero era el esposo de la señora y le fue con el chisme. Lo milagroso pudiera ser que la doñita, en vez de enojarse,aceptó que el cliente siempre tiene la razón. Por cierto, tengo planes de regresar un día a Chejendé. No creo encontrar al restaurante. Espero sí, que el pueblito continúe ahí mismo, tan lindo, y llamándose así: Chejendé. Porque a este gobierno revolucionario pudiese ocurrírsele cambiarle de sitio, o el nombre por ChéJendé en honor al guerrillero legendario. ¡Aunque usted no lo crea!