Una de las virtudes que posee el ser humano como individuo desde la concepción, nacimiento y transcurrir de la vida es la autoestima. Sobre esta teoría existen algunas definiciones; entre ellas la señalada por Barroso (1990): «Es la valoración que el ser humano tiene de sí mismo; es un sentimiento». También está la nombrada por la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) en el libro La cuna del yo, autoestima y familia: «Se entiende por autoestima: la opinión que cada persona tiene acerca de si misma; es decir, la valoración que hace, en privado, del conjunto de sus pensamientos, sentimientos y experiencias que han ido acumulando en la vida, principalmente durante la infancia y la adolescencia».
Es la forma como el individuo se refleja en su propio espejo, es decir, la forma de valorarse y aceptarse así mismo con sus virtudes y aprendiendo de sus defectos, desde su llegada al mundo; durante su etapa infantil recurrida en el seno familiar. El apoyo positivo brindado tanto por sus padres y seres queridos en un hogar bien constituidos rodeados en la premisa de adecuados valores: respeto, responsabilidad, proporcionan a cada individuo una estabilidad tanto familiar, moral y emocional de acuerdo a la educación trasmitida; reflejando con ello su valoración y aceptación personal, permitiendo enfrentarse a diversas situaciones en la vida y actuar firmemente sobre ellas para lograr una meta sobre un proyecto establecido.
Cuando el niño llega al mundo y es recibido con alegría, amor, cariño por las personas que lo aman, es decir, los miembros más allegados, tendrán un desarrollo grato y un hogar lleno de comprensión sintiéndose dichoso de la familia que tiene, y sabe que para ellos vale mucho que le respetan sus sentimientos y opiniones y va a crecer con firmeza convirtiéndolo en un adulto seguro y con adecuadas condiciones para salir adelante en sus proyectos.
De esa manera, el individuo desde su infancia al ingresar a la escuela con estas cualidades va a sentirse seguro de si mismo y a medida que actúa, dentro y fuera del aula de clase; rendirá académicamente en forma satisfactoria y sentirá gusto de su progreso y superación escolar; sintiéndose orgulloso de su desempeño saliendo adelante, venciendo todos los obstáculos que se presenten y continuar con sus estudios hasta lograr formarse un buen profesional en la vida.
Otra definición mencionada por la (AVEC): «Es la suma de confianza y el respeto por uno mismo. Refleja el juicio implícito que cada quien hace de su habilidad para enfrentar los desafíos de la vida (para comprender y superar los problemas) y de su derecho a ser feliz (respetando y defendiendo los propios intereses y necesidades).» Tener una alta autoestima es sentirse confiadamente apto para la vida, es decir, capaz y valioso en el sentido señalado. En este orden de ideas cabe destacar, que la autoestima le permite al individuo descubrir sus habilidades y destrezas permitiéndole confianza de si mismo, de este modo desarrollará sus propios criterios, sacar sus propias conclusiones, formular sus adecuadas ideas y a su vez sentirse cómodo e identificado con las actividades llevadas a cabo y ejecuta reconociendo saber los beneficios que está le proporcione.
En el ambiente escolar le permite al infante explicarse con comodidad ya que presenta una seguridad manifestándola al llevar a cabo una determinada actividad.
Al desenvolverse plenamente en la escuela va a crecer como estudiante, porque identifica lo que está haciendo con el avance de su personalidad; y las decisiones a tomar son acertadas porque siente las condiciones y estímulos para emprender las metas establecidas, posteriormente definiéndolas debido a la existencia de principios de responsabilidad consigo mismo.