«Un empresario es alguien que ve una oportunidad donde otros solo ven problemas»
Michael Bloomberg, fundador de Bloomberg LP.
Ser empresario es un desafío
El creador posee, además, un algo especial que le hace pasar de una idea vaga a su concretización. En efecto, el empresario no corre los riesgos de crear su empresa, sino después de haber pasado por un proceso de maduración.
En un primer tiempo, un disparador provocado muy a menudo por un acontecimiento familiar, como un matrimonio o una mudanza o una pérdida de empleo, que lo hace romper con algunos aspectos de su vida anterior.
Luego descubre que le es posible actuar por sí mismo y tomar en sus manos su destino.
Luego, va tomando conciencia de sus capacidades para lograr el manejo de sus asuntos.
Finalmente, ve la perspectiva de aprovechar una oportunidad, al mismo tiempo que poder reunir los recursos necesarios para explotarla y así decidir definitivamente pasar a la acción.
Un futuro empresario no progresa en este proceso si no es sostenido por motivaciones. En primer lugar, las que empujan, es decir, el deseo de encontrar un empleo, o la voluntad de trabajar por su cuenta con la perspectiva de mejorar sus ingresos. Y, en segundo lugar, las que halan para la mayoría, un gusto por la independencia y, para la mayoría, una fuerte necesidad de realizarse, de destacarse fundando su propia empresa.
A menudo, estas motivaciones, más que excluirse, se suman. Mientras más grandes, más fuertes serán las posibilidades de llevar a buen término el proceso de creación.
Numerosos, son los que dicen que la creación de una empresa es un recorrido minado de trampas colocadas en el camino del creador.
En realidad, las principales dificultades confrontadas por todo empresario que se lanza son generalmente, de orden personal.
En primer lugar, la educación que se les ha dado es el primer obstáculo, tradicionalmente se ha formado a los jóvenes al servicio de alguien y no para emprender y crear nuevas formas de asegurar su propia subsistencia.
La falta de conocimiento en el dominio de la gestión, es decir, en el arte y la manera de conducir un proyecto y después una empresa, constituye un segundo obstáculo importante. Pocos son los que saben cómo estudiar la factibilidad de su idea y dirigir después su negocio. Eso no puede improvisarse.
Cuando uno crea, se está solo o casi solo. Si en el mercado uno se encuentra en las nebulosas, y no sabe cómo avanzar, hay marcadas posibilidades para que el mecanismo de la creación termine por bloquearse.
El temor al riesgo es a menudo reforzado por las precedentes y finalmente la falta de capital es el último obstáculo para algunos.
Definitivamente, ninguno de esos obstáculos es infranqueable para quien desea lograr el éxito. El aprendizaje, el consejo y la formación, constituyen los medios más eficaces de superar la mayor parte de ellos. Estos tres elementos permiten a quienes lo hacen estar más seguros en el universo incierto de la creación de una empresa, saber conducir su negocio, estar acompañados a lo largo de la ruta, reducir más de la mitad de los riesgos de fracaso, lograr más fácilmente el financiamiento y comprender mejor los procedimientos.
Italo Olivo
www.iolivo.com