Un alcalde en el sur de Brasil pidió el martes a los residentes racionar el agua en una capital estatal donde un 80% de la población no tiene agua corriente, una semana después de inundaciones masivas que dejaron al menos 90 muertos y más de 130 desaparecidos.
Continuaban los esfuerzos para rescatar a las personas varadas por las inundaciones en el estado sureño de Rio Grande do Sul, mientras se pronosticaban más lluvias en la región hasta la próxima semana. La capital, Porto Alegre, ha quedado prácticamente aislada, con el aeropuerto y la estación de autobuses cerrados y las carreteras principales bloqueadas debido a las inundaciones.
Cinco de las seis instalaciones de tratamiento de agua de la ciudad no están funcionando y el alcalde de Porto Alegre, Sebastião Melo, ordenó que el agua se utilice exclusivamente para “consumo esencial”. Los negocios también han tenido escasez de agua.
“Estamos viviendo un desastre natural sin precedentes y todos debemos ayudar”, dijo Melo a los periodistas. “La escasez es real y pasará algún tiempo hasta que vuelva a la normalidad”.
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“Estoy llevando camiones cisterna a los campos de fútbol y la gente tendrá que ir allí a buscar agua embotellada. No puedo llevárselas casa por casa”, añadió el alcalde.
La necesidad más urgente es agua potable, pero también escasean alimentos y productos de higiene personal. Otros estados están movilizando camiones con donaciones con destino a Rio Grande do Sul.
Los residentes de Rio Grande do Sul que pueden, se van por temor a la escasez y la propagación de enfermedades. Sin embargo, a muchos les resulta difícil salir de Porto Alegre, ya que las principales vías de acceso están inundadas. El aeropuerto de la ciudad y la principal terminal de autobuses están anegados y cerrados en el futuro previsible.
Las lluvias han cesado por ahora, pero un frente frío que se avecina traerá lluvias más intensas a partir del martes por la noche, principalmente en la parte sur del estado, según el Instituto Meteorológico Nacional. Las precipitaciones podrían superar los 150 milímetros (5,9 pulgadas) a primera hora del miércoles.
Alerta por las inundaciones
Anoche el gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, emitió una alerta para varias ciudades cercanas a la enorme laguna de Patos.
“El nivel del agua subirá y les afectará”, dijo en un video difundido en redes sociales. “Por favor, crean en las alertas y ayúdennos a salvar vidas. Reduzcamos el daño para que podamos estar juntos para reconstruir”.
Los daños causados por las lluvias ya han obligado a más de 150.000 personas a abandonar sus hogares. Otros 50.000 se han refugiado en escuelas, gimnasios y otros refugios temporales.
Autoridades ante las inundaciones
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó Rio Grande do Sul por segunda vez el domingo, acompañado por el ministro de Defensa, José Múcio, el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, y la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, entre otros.
Durante la misa en el Vaticano el domingo, el papa Francisco dijo que estaba orando por la población del estado.
Los expertos en salud pública dicen que existe un riesgo creciente de enfermedades ya que gran parte de la región permanece bajo el agua, y advierten que los casos de dengue y leptospirosis en particular podrían aumentar drásticamente en unos días.
La seguridad es otra preocupación. La secretaría de seguridad pública de Rio Grande do Sul dijo en un comunicado que la policía reforzará las operaciones para evitar saqueos y robos. Varios voluntarios que trabajaban en operaciones de rescate fueron asaltados cuando intentaban ayudar en la región metropolitana de Porto Alegre.
En lo deportivo
También el lunes, tres clubes de fútbol de primer nivel del estado de Rio Grande do Sul cuyos estadios están inundados instaron a la federación de fútbol de Brasil a suspender sus partidos de la liga nacional durante los próximos 20 días debido a las inundaciones. La confederación brasileña de fútbol dijo que consideraría la solicitud.