Horas antes de anunciarse la reimposición de las sanciones, representantes de Pdvsa y Repsol firmaron un acuerdo para la extensión del área geográfica de la Empresa Mixta Petroquiriquire. También se firmó la alianza petrolera Roraima entre inversionistas privados y Pdvsa que espera producir 45 mil barriles diarios al cierre de 2024 y alcanzar 120 mil barriles por día en tres años.
La formación de empresas mixtas cobra fuerza con el cambio de la licencia general por licencias específicas. Se abre una amplia gama de oportunidades de negocio e inversión a empresas nacionales y extranjeras. El gobierno de Nicolás Maduro anunció que 20 empresas extranjeras petroleras invertirán en el país: “Con veinte nuevos inversionistas, todos internacionales que comiencen a producir petróleo y gas en Venezuela, no necesitamos licencia colonialista de los gringos”. Y agregó: “no hay sanción, no hay amenaza que hoy le haga daño al esfuerzo de construir un nuevo modelo económico productivo, porque hoy no dependemos de nadie, solo dependemos de nuestro esfuerzo”.
Pero la reimposición de sanciones sí puede causar una merma del ingreso en divisas, toda vez que Pdvsa tendría dificultades para seguir vendiendo petróleo en el mercado estadounidense a precios de mercado, así como al comprar los diluyentes para procesar los crudos pesados de la FPO. Sin embargo, la aprobación de licencias específicas abre vías para que Pdvsa no tenga que vender con grandes descuentos el petróleo en los mercados asiáticos. Por razones de seguridad energética, a EEUU le interesa asegurar el suministro de petróleo venezolano en su mercado y evitar que este se venda con grandes descuentos a sus rivales geopolíticos en los mercados asiáticos.
Pareciera entonces que la sustitución de la licencia general 44 por licencias específicas es más bien una puesta en escena para vender la narrativa de que EEUU está castigando al gobierno venezolano por no haber dejado inscribir a María Corina Machado en las Presidenciales de 2024. Así, la Administración Biden reduce el costo mediático de verse obligado a mantener las licencias a Chevron y petroleras europeas que continúan la extracción y comercialización de petróleo de origen venezolano, ante el peligro que representa para su seguridad energética la prolongación de la guerra en Ucrania y la escalada del conflicto bélico en el Medio Oriente.
Venezuela necesita captar inversiones por $100 mil millones para aumentar la producción hasta tres millones de barriles diarios en diez años. Pero la crisis política y la elevada presión fiscal desestimulan a las empresas extranjeras, que además están obligadas a ser socias minoritarias en las empresas mixtas. Si se quiere estimular un creciente flujo de inversiones privadas nacionales y extranjeras para recuperar la producción y reconstruir la industria petrolera, esto tiene que cambiar.
Las licencias específicas pueden compensar el impacto de las prohibiciones a Pdvsa para vender directamente su petróleo en los mercados estadounidenses y europeos. Así, la caída en la producción de crudos y del ingreso en divisas de Pdvsa será moderada y no llevará a un colapso económico. En el peor de los casos, habrá que moderar las proyecciones de crecimiento que pasarían de 10% a 4,5%. Ecoanalítica calculó un crecimiento de 10%, y ahora proyecta 5%; el Instituto de Investigaciones Económicas de la UCAB lo calcula en 4,5%; y el FMI, aún con sanciones, estima un 4 % de crecimiento. Así las cosas, en 2024 habrá suficientes divisas para inyectar al mercado cambiario y mantener estable el precio del dólar. Y la inflación -que en 2023 cerró en 189%- este año estará por muy debajo de 100%, con tendencia a cerrar en torno al 70%.Escuche el análisis completo en el nuevo podcast de Pedagogía Económica y Electoral
Víctor Álvarez R.
@victoralvarezr