Desde los últimos meses del año 2023 hasta el primer trimestre del 2024, en Venezuela se han registrado miles de incendios forestales. Las cifras varían de acuerdo a cada estado, e incluso hasta las aportadas por instituciones públicas, privadas e internacionales.
El equipo de El Impulso conversó con el docente universitario y consultor ambiental, Hildebrando Arangú quien explicó que los incendios forestales son de origen antrópico, o sea, son actividades humanas las que los producen, entre ellas; las actividades lícitas. El ambientalista reseña que se trata de incendios de vegetación, ya que este concepto involucra todo un compendio de vida vegetal.
16 mil hectáreas arrasadas en Venezuela por incendios forestales
Los incendios forestales han arrasado con 16.801,36 hectáreas en Venezuela desde el pasado 1 de noviembre del 2023 hasta el 26 de marzo del presente año; el 90% fue causado por acciones de los seres humanos, según el Ministerio de Ecosocialismo.
Las cifras fueron suministradas por el ministerio a la agencia EFE, que reseñó que Carabobo es el estado más afectado por los incendios, con 3.095,84 hectáreas en esta zona; mientras que, Mérida y Yaracuy, son los siguientes territorios con 2.206,76 y 1.571,62 hectáreas dañadas, respectivamente.
La agencia detalló que 5.045,50 hectáreas forman parte de Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae), descritas como espacios «sometidos a régimen especial de manejo» donde se cuenta parques nacionales, monumentos naturales y refugios de fauna silvestre.
Incendios y acuíferos
Arangú comentó que en el estado Lara, de acuerdo a su ubicación geográfica, la precipitación promedio anual oscila los 600 milímetros de lluvia en la región norte, y hacia la zona sureste lo que corresponde a las montañas protegidas bajo la figura de Parque Nacional como Terepaima, Dinira y Yacambú, las condiciones atmosféricas son completamente diferentes, oscilan entre los 1.200-1.500 milímetros de lluvia, haciendo referencia a los acuíferos y su incidencia en los incendios.
Arangú destacó que el nivel del agua en los acuíferos en temporada de sequía se encuentra bajo, el cual puede notarse a simple vista en las plantas, en comparación a cuando es alto la situación es diferente; poniendo el caso del Valle del Turbio: “Tenemos un agua ahí en el Valle del Turbio que está fluctuando, subiendo y bajando permanentemente, y genera unas condiciones, digamos, de sequía excepcional que favorecen también, por supuesto, los incendios”.
Debilidad institucional ante la prevención de incendios
Para el especialista hay un factor determinante en todo este proceso, denominado por él como debilidad institucional, dado que “la administración pública ambiental viene en franco detrimento desde el punto de vista presupuestario, técnico y profesional, desde hace mucho tiempo. Entonces las capacidades institucionales se han perdido, y eso no permite actuar de manera precautoria y preventiva”.
Explica que la temporada de sequía corresponde entre enero y mediados de abril de cada año, se acentúa por el efecto del cambio climático y tiende a recrudecer todas las condiciones, por lo que ya teniendo conocimiento del inicio de la temporada de incendios, esto permite aplicar medidas y no reaccionar luego de las consecuencias.
“La precaución junto con la prevención constituyen la axiología superior del derecho ambiental. Es un principio que establece que ante la falta de certeza científica, de datos, e información, pero ante la presencia de la amenaza permanente, estamos obligados a tomar acciones, a hacer las cosas antes de que pasen, a tomar medidas que permitan detener, disminuir, reducir toda posibilidad de que se inicie un incendio”.
Temporada de lluvias como respuesta a los incendios forestales
El docente reflexionó sobre las acciones que se deben emprender para mitigar los daños durante la temporada de lluvias que se estima a mediados de abril y principios de mayo. Además, se preguntó si los entes públicos ambientalistas ya tienen las plantas para reforestar, los planes de contingencia, los equipos de trabajo.
“Seguimos perdiendo anualmente hectáreas de bosque, y las medidas que se toman de carácter preventivo orientadas a las acciones de reforestación, restauración de los ecosistemas, no dan la talla porque son ínfimas”.
Indicó que para la fecha se debería tener una alta producción de plantas para que “se tenga la garantía que la lluvia es quien se encarga porque esas plantas que se colocan ahí no tienen sistema de riego, entonces hay que actuar con la lógica ecológica. Hay que plantar cuando venga la lluvia, no inmediatamente después de la sequía porque es otro error; el incendio acaba con toda la microflora, modifica la estructura del suelo, lo hace duro, rígido; ahí no crece nada”.
Llamado a la acción
Hildebrando Arangu instó a todos los organismos públicos: Ministerio del Ambiente, Defensoría del Pueblo, Fiscalía, Gobernaciones, Alcaldías y sus respectivas instancias, entre otros, a trabajar por el medio ambiente y a preservar los parques y espacios naturales en todo el país.
A la ciudadanía exhortó a evitar la quema de basura, monte y árboles, además de ser tolerantes con la migración de insectos y aves producto del calor originado del fuego en los incendios forestales por lo que invitó a poner bebederos de agua en los jardines y patios de sus casas para estos animales.