#OPINIÓN Picapedrero: ¿Qué les dice hoy, la oposición a los larenses? #1Abr

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¡Nada! Definitivamente, Lara es un estado atípico. El supuesto liderazgo no opina, hasta que Caracas lo haga, salvo los audaces comprometidos y enriquecidos floridamente, al anunciar su regreso político con la candidatura de Manuel Rosales. Hoy lunes, los buscadores de protagonismos con suculentos desayunos resucitan, ante el llamado de la «Mesa Unitaria Democrática» que acusó de ladrón, al entonces gobernador Henry Falcón, para después postular para el mismo cargo por «los favores recibidos a lo que éste respondía – yo los tengo en la cartera, con pago de celulares, escoltas, choferes y contratos — Hoy, no hubo cita en el Colegio de Ingeniero, para engañarse a sí mismos, Claro, la clientela ya cobró la beca, se la comió y sus repartidores están cómo el chigüire después de Semana Santa. Ni siquiera, los dolientes de María Corina Machado han dado la cara y los jalabolas de Henry Alviárez, que se matan por un café con él, cuándo vienen a Barquisimeto dan la cara, lo que desalienta a sus seguidores naturales y a los mismos cazadores de recompensa.

Desde la antigüedad, la indiferencia ha sido definida como una falta de ánimo, desinterés y para el apóstol de la política Nicolás Maquiavelo… “El que engaña encontrará siempre quien se deja engañar». «Todo el mundo ve lo que aparentas ser, pocos experimentan lo que realmente eres». Ya después de la segunda República venezolana, el Liberal Tomás Lander escribió desencantado, que éramos una “sociedad de cómplices” ahora es colectiva descaradamente.

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Todo es un negocio, en beneficio de una dirigencia política y su clientela. En Lara, están delatados quienes cobran después del PSUV, los partidos restantes y una cuota administrada por los capataces. Luego, sigue una élite militar que como nunca antes se había enriquecido, con civiles e innovadores negocios ¿cómo salir entonces de un régimen que nos da dividendos? Allí está el drama, para que unos descarados apoyen a Maduro y otros, no se pongan de acuerdo, porque de una y otras formas han hecho negocios, poniendo en peligro las ganancias como el narcotráfico y la corrupción desde el gobierno y del dinero proveniente del Departamento de Estado y el recibido por la empresa colombo-venezolana «Monómeros». He aquí el dilema, que denunciar ante el mundo, a los fines de presionar a la ciudadanía sensata, para limpiar al país de una evidente dirigencia corrompida.

No fuimos nosotros los que acusamos de corrupción al ciudadano Manuel Rosales, sino el Presidente Hugo Chávez Frías, para vivir en un lujoso hotel limeño, mientras el líder sindical Carlos Ortega sobreviviría vendiendo el tradicional pabellón venezolano ¿Entonces, es con esta gente como vamos a salir de una evidente «delincuencia organizada«?

El país se nos fue de las manos. Juan Vicente Gómez se reivindica, con la tesis del «Gendarme Necesario» de Laureano Vallenilla Lanz para poner orden ante el desastre de generales de papelillo y los «Ño Pernalete y Mujiquita» que descubriera Rómulo Gallegos en su novela «Doña Bárbara» que la dirigencia «Diente Roto» no ha leído porque con ello no se come ¿Qué hacer? Mandarlos al carajo…

Jorge Ramos Guerra
[email protected]

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