Trabajo de www.talcualdigital.com
El 20 de diciembre de 2023 la cúpula oficialista celebró lo que considera uno de sus mayores triunfos políticos en los últimos años: el recibimiento con los brazos abiertos de Alex Saab, empresario colombiano con nacionalidad venezolana que fue investigado en Estados Unidos por ser presuntamente uno de los principales operadores comerciales del gobernante Nicolás Maduro en la última década. Por posibles delitos de legitimación de capitales y lavado de dinero permaneció en prisión durante más de tres años.
La liberación de Saab no fue fácil para el chavismo, especialmente después de que EEUU lograra su extradición desde Cabo Verde, país en el que fue originalmente arrestado. Un largo proceso de negociación política que cerró en el denominado Acuerdo de Barbados incluyó, entre otros elementos, un intercambio de presos políticos. El chavismo liberó a 10 estadounidenses que permanecían en prisiones nacionales y a otros 16 presos políticos venezolanos como parte del acuerdo.
Más allá del vitoreo y las ovaciones del chavismo por el regreso de Saab, de inmediato se notó la intención de recuperar el tiempo perdido para que el operador estelar del chavismo retomara sus actividades. Ahora con cargos públicos oficiales, en lugar de la supuesta credencial de «embajador» que había recibido el empresario para hacer negocios en nombre de Venezuela.
Apenas horas después de arribar a territorio venezolano como hombre libre, Saab fue integrado a la delegación chavista en la mesa de negociación con la oposición, mecanismo mediante el cual se acababa de firmar el Acuerdo de Barbados. Posteriormente, el 15 de enero, fue nombrado presidente del Centro Internacional de Inversión Productiva (CIIP), con la instrucción de «atraer inversiones» a Venezuela.
Fue así como el empresario colombo-venezolano obtuvo las riendas de las relaciones económicas internacionales de Venezuela, al presidir una institución que tiene como función «revisar y aprobar proyectos de inversión» e incluso establecer «ciertas regulaciones», según indica la Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.583, en la cual se ordena la creación del CIIP.
Con el rol de «captar y promover la inversión nacional e internacional» de Venezuela, Saab empezó su cruzada por conseguir alianzas comerciales y atraer inversores potenciales a Venezuela.
Según Maduro, su nueva ficha ha cumplido con la tarea, pues sus cifras indican que, tras reunirse con más de 68 «negociantes extranjeros», habría logrado concretar 17 proyectos que totalizarían una inversión estimada de $12.000 millones.
Como es característico del Gobierno, los detalles sobre estos supuestos acuerdos no son públicos. Sin embargo, Saab se ha dejado retratar en más de una ocasión con embajadores, encargados de negocios y otras figuras diplomáticas con las que ha hablado en esta búsqueda permanente de inversiones.
De acuerdo con las publicaciones que cuelga el CIIP en su página web, el nuevo presidente de la entidad ha concretado no menos de 34 reuniones de distinta índole en los últimos dos meses.
Entre esos encuentros, destacan conversaciones con representantes de 21 países distintos, en su mayoría, relacionadas con oportunidades de negocios en Venezuela o comercio bilateral. También resaltan tres reuniones con grupos de inversionistas chinos en dos ocasiones, argentinos —en dos ocasiones— y venezolanos, respectivamente. Finalmente, informan sobre al menos ocho conversaciones con autoridades venezolanas y una curiosa entrevista con el rector de una universidad privada cercana al chavismo.
Las reuniones de Alex Saab con autoridades venezolanas incluyen:
- Un acto público en el cual Nicolás Maduro le ordenó «materializar proyectos» en el estado Vargas, en el marco de la Zona Económica Especial (ZEE) constituida en ese estado. «Hay que traer la inversión ya, convoquen a Alex Saab a una reunión de trabajo. Es un hombre de gran experiencia que sabe aterrizar los proyectos», decía el mandatario a una semana de nombrar al empresario como presidente del CIIP.
- Un encuentro con el canciller Yvan Gil para «evaluar estrategias de inversión en el extranjero».
- La elaboración de un «plan de inversión en el sector agroalimentario» junto con el ministro de Agricultura y Tierras, Wilmar Castro Soteldo.
- Planificación de inversiones en las ZEE con el superintendente de Zonas Económicas Especiales, Johann Álvarez Márquez.
- Una revisión de oportunidades de inversión con el Comité Nacional por la Transformación Geopolítica, orientada a las denominadas «siete transformaciones (7T)» que configuran el discurso económico del chavismo este año.
- Una evaluación de las oportunidades de inversión en Caracas con el jefe de Gobierno de Distrito Capital, Nahum Fernández.
Alex Saab sin condiciones
Ninguna de las publicaciones del CIIP entra en detalles sobre acuerdos alcanzados, inversiones, proyectos o montos específicos. Todas manejan un lenguaje genérico que suele hacer énfasis en «oportunidades de negocio» o de «inversión». Por lo tanto, no hay manera de confirmar las cifras de Maduro en torno a los $12.000 millones en proyectos que habría levantado Saab.
De hecho, estos resultados destacados en tan solo dos meses desde que Saab tomó las riendas del CIIP, contrastan con advertencias de empresarios y economistas, quienes sostienen que las condiciones no están dadas para captar inversión extranjera en Venezuela, ante un panorama incierto en materia de sanciones, una inseguridad jurídica latente por el desactualizado marco legal de Venezuela y una economía inestable y cambiante que no ha logrado dar signos de poder afrontar un crecimiento constante.
La flexibilización de las sanciones era un punto de partida para captar estas inversiones, especialmente si se alcanzaba un panorama en el que hubiese estabilidad y continuidad de ese alivio a las restricciones implementadas por Estados Unidos para hacer negocios con Venezuela.
Poco antes de que la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento de Tesoro estadounidense emitiera las licencias que permitían hacer negocios con Pdvsa, el presidente de Fedecámaras, Adán Celis, adelantaba que había terreno avanzado con algunos grupos de empresarios extranjeros interesados en Venezuela.
«En el pasado trajimos una misión de empresarios franceses que estuvieron aquí, se reunieron con el Gobierno y la sociedad civil. Ahora estamos trabajando en nuevas visitas. El trabajo de Fedecámaras es seguir incentivando que vengan inversiones, tanto nacionales como extranjeras, al país», decía.
Tres meses más tarde, ante la advertencia que hizo Estados Unidos de que no renovaría las licencias en caso de que el chavismo no cumpliera con el Acuerdo de Barbados, Celis recalcó que esa incertidumbre marcaba un retroceso en esos acercamientos con actores internacionales.
«Trabajábamos en algunas conversaciones con grupos de inversionistas. Tras estos anuncios, algunos dijeron que van a esperar. Eso afecta a la economía», afirmaba.
Indistintamente de la viabilidad de la economía venezolana para proyectos en el extranjero, lo cierto es que Saab está retomando lazos con la red de aliados que tenía antes de su captura, ahora con un rango oficial y amparado por el Gobierno venezolano.
Antes, Saab se encargaba de importar crudo iraní bajo la mesa, mientras que ahora tiene la potestad de firmar contratos con caras conocidas para el chavismo, como China, India, Turquía, Bielorrusia, Bolivia o Brasil, países con cuyos representantes oficiales ya se ha reunido.