#Opinión: ¡Educación de calidad, primera prioridad! Autor: Dulce María González

“El primer objetivo de la educación consiste en hacernos conscientes de la realidad de nuestros semejantes”Fernando Savater.
Tomando este pensamiento como premisa, todos, quienes hacemos vida en este país, tenemos justo al frente una cruda realidad, que no podemos o no queremos ver, quizás por estar envuelta en el papel de la cotidianidad y amarrada con el lazo de la indiferencia. Esa realidad no es otra más que la deshumanización de la educación, donde por ejemplo, ya no importa la calidad sino la cantidad de graduandos.
Es urgente internalizar que la educación, además de ser la base sobre la que se construye la ciudadanía en cualquier lugar del planeta, en Venezuela es un derecho humano establecido en nuestra carta magna y que, precisamente por humano, es uno de los más sensibles a los cambios sociales, culturales y políticos de la nación. Lamentablemente los institutos de formación docente, que son los pilares del desarrollo no escapan a dichos cambios, porque obviamente están cimentados en una educación carcomida por la política y peor aún por la insensibilidad.
Si el insigne maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa pudiera ver cómo está pisoteada la educación en este país; cómo están los pasillos, las paredes, las carteleras del instituto pedagógico que lleva su nombre, definitivamente se hubiese muerto de nuevo; sin contar con lo que sucede en sus aulas, donde algunos docentes, carecen de un elemento primordial para ser formador de formadores “la calidad humana”, esa virtud invisible que no la hacen las medallas que se tengan colgadas en el pecho, ni los títulos universitarios que se ostentan; si no que simplemente comienza por un valor fundamental que no es otro más que el respeto al semejante y a la dignidad. Imaginemos por un momento a los maestros Andrés Bello o Simón Rodríguez gritando y humillando al niño Simón.
Afortunadamente, estamos a las puertas de un gran momento histórico el próximo 14 de abril, cuando tendremos la oportunidad de abonar las bases de esta sociedad para que pueda renacer el valor de educar. Donde la educación como sinónimo de crianza, enseñanza, instrucción, formación, sabiduría, civismo, cortesía, urbanidad, corrección, afabilidad, pulimento, tacto y caballerosidad, términos a los que particularmente agregaría: ética, ejemplo, equidad, ecuanimidad; sea el derrotero del nuevo gobernante, a sabiendas que en cualquier idioma o en cualquier contexto, la educación será la herramienta universal que transforme para bien a los hombres y las sociedades, por lo tanto, siempre deberá ser la primera prioridad, tal como nos fue legado en el pensamiento del Libertador “Un ser sin estudios, es un ser incompleto”.