Querido Christopher:
Era un 7 de marzo de 2001, en Barquimeto. Cuando en plena puesta del sol comenzaban a verse en el horizonte los más hermosos crepúsculos.
Anaranjado y azul eran los arreboles que más se notaban. Además, unos candilazos color morado que convertían el cielo en un espectáculo fascinante.
Mientras tanto yo, esperaba ansiosa tu llegada… pero algo muy extraño me sucedía: porque no era yo, la que paría ni era un hijo mío el que nacía. Sin embargo, yo ya me sentía madre, y a TÍ, ya te sentía mío.
Sinceramente era una sensación muy rara, algo indescriptible. Tanto asi, que aún no lo sé explicar.
Lo importante de todo esto, es que en medio de aquel atardecer, a las 6 en punto naciste TÚ y te pusieron por nombre: Christopher Enmanuel.
Recuerdo cómo si fuera hoy, que abriste grande tus ojos y me miraste… si, ¡dos veces me miraste! Entonces desde ese instante comenzó dentro de mi una fiesta… mi alma danzaba.
Y… descubrí a través de ti, que existe un amor más grande que el de madre y que se llama amor de ABUELA, capaz de lo imposible, un amor sublime… inconmensurable.
Guardo en mi corazón, todos los momentos que hemos compartido juntos desde tus primeros pasos.
Para una abuela, ver crecer a sus nietos es una de las experiencias más gratificante y emocionantes de la vida. Siempre has sido mi Christ, un nieto cariñoso y comprensivo y me siento afortunada de tenerte en mi vida.
¿Sabes? nunca fui tan feliz hasta aquel día, cuando por primera vez balbuceando me llamaste ÑAÑA, que por cierto así me quedé hasta el sol de hoy.
A veces la vida nos separa, pero el destino siempre nos une de nuevo, es por eso que agradezco a Dios el permitirme estar a tu lado en este día tan especial como lo es tu cumpleaños.
Quiero desearte lo mejor en este camino hacia el futuro, que sigas persiguiendo tus sueños con pasión y que nunca te rindas ante los desafíos que se presenten.
Que te abrigue el amor y la felicidad que siempre me empeñé en darte, que todo el amor que te di de niño, mis desvelos y mi sensatez queden impregnados en ti, y eso te haga un ser noble de principios elevados. Espero haberte transmitido lo que creí esencial.
Pido a Dios tu mayor protección, que nadie intente desgarrar tu alma… y que cuando llegues a ese vacío que produce perder algunos sueños no sufras tanto y que la cordura y resiliencia te acompañen siempre.
Que cada día te acerques más a la realización de tus metas y que te lleve a descubrir nuevas oportunidades para crecer, aprender y alcanzar el éxito.
¡Feliz cumpleaños número 23!
Te quiere con el alma, Tu Ñaña.
Natividad Castillo P. (Natty)
nattymport@ gmail.com