Cerrar los ojos e imaginar una Barquisimeto posible no es un sueño tan difícil de alcanzar. Basta con vestirse de disposición e imponer en la conciencia una conducta responsable de colaboración.
A mayor cantidad de manos trabajando por un mismo fin, mejor será el resultado obtenido al cabo de un tiempo. ¿No cree usted? Haga la prueba…
Y si el objetivo es lograr una ciudad donde aquel que camina ofrezca una sonrisa y un “buenos días”, el que maneja ceda el paso al peatón y las aceras sean el espacio natural, limpio y seguro para quien decide andar a pie, entonces hay que ponerse a trabajar.
Además, en la medida que la gestión local optimice la participación y colaboración de la ciudadanía en las políticas públicas de desarrollo y vida cotidiana, habrá un terreno abonado para lograr una convivencia armónica en la comunidad.
Está vigente dentro del régimen jurídico municipal la Ordenanza sobre conservación, limpieza y ornato del municipio Iribarren, la cual fija responsabilidades a los habitantes sobre el tema ya que tal competencia “no puede seguir descansando solamente en los hombros de la entidad local, por el contrario, tratándose de un asunto de interés general, que involucra un derecho de la ciudadanía, es lógico esperar que la carga de su concreción se distribuya entre los administrados titulares de tal derecho”.
En líneas textuales, el instrumento legal “establece las normas que deberán cumplir los propietarios y responsables de inmuebles en las áreas urbanas del municipio Iribarren, en relación a su conservación, limpieza y ornato, así como los incentivos de naturaleza fiscal que podrán beneficiar a quienes participen activamente en la aplicación de esta ordenanza y los planes y programas ambientales y urbanísticos sobre limpieza y conservación formulados por la Alcaldía”.
Busca, en consecuencia, fortalecer las responsabilidades colectivas en el marco de mejorar las relaciones entre los ciudadanos y su entorno ambiental.
El esfuerzo no reviste gran sacrificio. La idea es que cada quien se detenga en mirar hacia los lados y cumplir con los deberes naturales que vienen con el título de “ciudadano”.
¿Quiénes entran en el saco?
De acuerdo con la norma legal vigente, en el saco de las obligaciones entran todos los ciudadanos que hagan vida activa y pública en determinada área de Barquisimeto. Tanto los residentes, como comerciantes.
Aquellos que vivan en urbanizaciones de libre tránsito (y que no han sucumbido a los cierres con portones para combatir la delincuencia), deberán mantener sus frentes, aceras, fuentes, calzadas y similares, en buen estado. La instrucción aplica para establecimientos comerciales de la vía pública.
En el caso de tratarse de zonas residenciales privadas, tanto de casas como apartamentos, la responsabilidad recae sobre la junta de condominio debidamente constituida y a través de la cual se cancela un arancel destinado para embellecimiento y limpieza del ornato.
Y aunque se trate de espacios no desarrollados, el artículo 15 de la sección tercera de la Ordenanza sobre conservación, limpieza y ornato, refiere que “todo terreno de propiedad privada ubicado en cualesquiera de los ámbitos urbanos del municipio Iribarren, debe mantenerse en total estado de limpieza y debidamente separado de la vía pública por medio de muros o cercas”.
Tres artículos más adelante, también se hace referencia a que cuando se trate de un predio municipal pero concedido en uso, hay también obligatoriedad de mantenerlo en estado de limpieza y debidamente cercado.
Inclusive, el deber especifica que las fachadas de edificaciones y verjas de jardines situadas en las áreas urbanas deben conservarse en perfecto estado de limpieza y aseo. Por ello, el propietario deberá pintarlas, limpiarlas o refaccionarlas cada vez que sea necesario y de forma obligatoria al menos una vez al año.
De no cumplir cabalmente con tal disposición, el Municipio está en la potestad de imponer las sanciones correspondientes.
Castigo por incumplimiento
Toda acción indebida conlleva a una sanción. En la Ordenanza sobre conservación, limpieza y ornato del municipio Iribarren, las multas se expresan en unidades tributarias que oscilan entre tres y 170, de acuerdo con la magnitud de la gravedad del hecho.
El artículo 22 dice que “cuando la infracción cometida afecte paredes, fachadas, plazas, monumentos u otros espacios urbanos recuperados por el Municipio o la ciudadanía organizada, la multa no podrá ser menor de 15 UT.
Sobre este aspecto vale recordar lo que recientemente dijo la profesora Claudia Rodríguez, directora de la Facultad de Arquitectura de la UCV en Barquisimeto, quien condenó la agresión continua y repetida a monumentos artísticos disgregados por la escena urbana de la ciudad.
“No me parece que sean manifestaciones de artistas urbanos, sino rayas que agraden las obras de verdaderos creadores”, expresó.
Sobre el mismo tema, Esteban Castillo, uno de los artistas ofendidos por quienes no han arraigado las implicaciones del concepto de ciudadanía, emplazó al Gobierno municipal a que destine algunos espacios exclusivos para esas personas que se la viven con una lata de pintura en aerosol y que demandan atención.
La fiscalización y supervisión del cumplimiento de la ordenanza recae en el Instituto Municipal de Aseo Urbano y Domiciliario, y de la Dirección de Planificación y Control Urbano. También de la Policía Municipal.
Pero finalmente, ¿no debería ser usted mismo quien deba encargarse de vigilar que la ciudad se mantenga linda, limpia y cuidada?
La conciencia es una cosa seria. La ligereza no va con el compromiso. Así que manos a la obra que cada quien, por su condición de ciudadano, tiene la autoridad moral para exigir al otro que no infrinja la norma legal vigente de convivencia ciudadana y mantenimiento de los espacios.
Claudia E. Aldana
Fotos: Edickson Durán y Archivo