Katalin Karikó, bioquímica e investigadora ganadora del Premio Nobel, que ayudó a desarrollar la tecnología de ARNm utilizada para crear las vacunas COVID-19 de Pfizer y Moderna, es una de las miembros más recientes de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano.
El Papa Francisco anunció el nombramiento de Karikó, quien imparte clases en la Universidad de Szeged en Hungría, en un comunicado de prensa el 10 de febrero. La academia pontificia, creada por San Juan Pablo II en 1994, estudia y aporta información sobre el uso de la biomedicina en la protección de la vida, reseña Aci Prensa
Karikó, nacida en Szolnok (Hungría), recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2023 por su trabajo en el desarrollo de la tecnología de ARNm. La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska emitió un comunicado de prensa diciendo que ella y el co-investigador Drew Weissman recibieron el premio «por sus descubrimientos sobre modificaciones de bases de nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas eficaces de ARNm contra el COVID-19».
«A través de sus descubrimientos innovadores, que han cambiado fundamentalmente nuestra comprensión de cómo interactúa el ARNm con nuestro sistema inmunológico, los laureados contribuyeron a la tasa sin precedentes de desarrollo de vacunas durante una de las mayores amenazas para la salud humana en tiempos modernos», señaló el comunicado de prensa.
Ella agradeció al pontífice en una publicación en la red social X (antes Twitter).
«Me siento profundamente honrada de que el Papa Francisco me haya nombrado miembro de la Pontificia Academia para la Vida», dijo Karikó. «El año pasado di una conferencia en el Vaticano sobre biotecnologías emergentes. Fue emocionante conocer al Papa Francisco en una audiencia privada con mi familia y bendijo a mis nietos».
En un video mensaje tras su nombramiento, Karikó comentó sobre su trabajo con ARNm.
«Junto con mis colegas, construimos sobre descubrimientos de científicos que nos precedieron y creamos ARN óptimos adecuados para terapia», dijo. «Nunca en un millón de años hubiera imaginado que se usaría para crear una vacuna para combatir una pandemia global y eventualmente salvar millones de vidas».
Karikó también señaló en su mensaje de video, publicado el 11 de febrero, que era el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
«También pienso en todas las jóvenes que pueden inspirarse y querer ser científicas», dijo. «Me gustaría animarlas a que persigan esas aspiraciones y mejoren el mundo que las rodea».
Karikó, al igual que algunos de los otros nombramientos del Papa Francisco para la Pontificia Academia para la Vida, no es católica. Cuando Juan Pablo II estableció la academia a través de un motu proprio en febrero de 1994, el entonces pontífice escribió que designaría a individuos que representaran varias ramas de las ciencias biomédicas «que están más estrechamente relacionadas con problemas concernientes a la promoción y protección de la vida».
«La academia tendrá la tarea específica de estudiar y proporcionar información y formación sobre los principales problemas de la ley y la biomedicina relacionados con la promoción y protección de la vida, especialmente en la relación directa que tienen con la moral cristiana y las directivas del magisterio de la Iglesia», escribió Juan Pablo.
Texto: Aci Prensa