Originario de África subsahariana, el hipopótamo es el tercer mamífero terrestre más grande del planeta, después del elefante y el rinoceronte.
Aunque suelen pasar la mayor parte del tiempo en el agua, los hipopótamos no son anfibios. Su adaptación al medio acuático es asombrosa; con ojos y orejas situados en la parte superior de sus cabezas, pueden permanecer sumergidos mientras observan el entorno circundante.
Su relación con el agua no se limita a la búsqueda de alimento; también desempeña un papel vital en la regulación de su temperatura corporal y protección de su delicada piel, que se seca rápidamente, lo que hace que el agua sea esencial para su supervivencia.
A pesar de su apariencia apacible, es agresivo y territorial, y se ha ganado la reputación de ser uno de los animales más peligrosos de África, pues, por defender su zona o manada, es capaz de atacar a intrusos con gran ferocidad. Su tamaño robusto, mandíbulas poderosas y colmillos afilados hacen de este herbívoro una fuerza a tener en cuenta.
En la antigüedad los griegos lo llamaban “caballo de río”, los árabes “búfalo de agua”, los egipcios “cerdo de río”; y ha tenido una presencia notable en las mitologías y creencias de diversas culturas a lo largo de la historia, especialmente en las regiones donde es nativo.
En la antigua mitología egipcia, estaban asociados con la diosa Taweret, una deidad protectora de mujeres embarazadas y a los niños pequeños, representada con la apariencia de un hipopótamo.
En algunas culturas africanas, son vistos como símbolos de poder, valentía y protección. Se cree que los hipopótamos tienen propiedades espirituales o místicas.
En 1981, el narcotraficante colombiano Pablo Escobar adquirió, 4 ejemplares (un macho y tres hembras) y los alojó, en una reserva privada en su residencia en la Hacienda Nápoles, a 100 kilómetros al este de Medellín (Colombia). Tras la muerte de Escobar se consideró que eran demasiado difíciles de capturar y trasladar, por lo que se dejaron en la finca sin vigilancia.
Los hipopótamos se reprodujeron y algunos escaparon de la hacienda. La población de hipopótamos introducidos pasó de 35 individuos en 2012 a entre 60 y 80 en 2020. Todos ellos relacionados con el cuarteto original importado por Escobar.